Doctor, yo no estoy loca

Al pasar de los años me di cuenta que un terapeuta no me era suficiente, necesitaba varios, así que decidí buscarlos y los encontré.

A los de cajón cariñosamente les digo Fofo, Puri, Max, BC, Chava, Manolo, pero frecuentemente se van sumando a la lista algunos otros. Ellos son realmente eficientes y convenientes, son capaces de sacarme de la depresión en menos de una hora y tienen consultorios ubicados estratégicamente por toda la Ciudad, ya sea en los Palacio de Hierro, centros comerciales o lugares propios, siempre hay uno al alcance de mi mano, dispuesto a ayudarme a sobreponer alguna crisis existencial.

Por si fuera poco, no tengo que hacer cita y si no llegó no me dicen que me estoy autoboicoteando, esperan pacientes porque saben que yo tarde o temprano regresaré por un vestido o unos zapatos, a veces dos veces por semana.

Sí, lo confieso para mí la mejor terapia no es la cognitiva-conductual, la psicoanalítica, la existencial-humanista ni la sistémica, la terapia con la que me he acomodado es la que me conduce a analizar la existencia de ofertas y el sistema para realizar las compras. El olor de las tiendas crea en mí un efecto afrodisíaco, me pone de buenas pasar por el departamento de perfumería y encontrar a cada paso a una demostradora que te ofrece la última fragancia de Chanel, Lancome, Carolina Herrera, Narciso Rodríguez y demás marcas. Luego subir las escaleras eléctricas y encontrar un panorama colorido de posibilidades. ¿Cómo no te vas a olvidar de tus problemas cuando el vestido que amaste a primera vista era de tu talla? ¿Qué esa prenda con la que saldrás a conquistar el mundo está encima de oferta?

He escuchado historias de amigas que llevan 10 años en terapia, bueno pues mi relación con mis terapeutas tiene un poco más y no pinta que me piensen dar de alta en algún momento, ni yo les pido que me dejen ir, pues no me interesa curarme.

No me malinterpretes, yo soy muy respetuosa de los profesionales de la salud mental, de los sicólogos y los siquiatras. Incluso sí he ido a terapia, fui con una psicóloga que me recomendó una amiga y la verdad es que me fue bastante bien. No recuerdo si fueron 3 ó 6 meses a los que fui (¿o tal vez fue más?) pero me ayudó a poner en blanco y negro mis pensamientos… negros y blancos. Me hizo además un par de ejercicios bastante reveladores, pero la verdad es que cada vez que paga la consulta pensaba en la compra que estaba dejando de hacer.

No recuerdo al final porque dejé de ir, supongo que porque me sentí liberada, o más tranquila, o porque me fui a vivir a otro país o porque mis otros terapeutas ganaron, pero me pareció una buena experiencia.

A últimas fechas además he tratado de ser más perceptiva de mi alrededor. Ahora trato de ver en mi familia, mis parejas (no parejas al mismo tiempo, que conste), mis colegas, y en general a la gente como mis terapeutas, mis guías y mis maestros. De ellos aprendo, entiendo las consecuencias de mis errores y de mi forma de ser. Ellos además no me cobran (creo que ni cuenta se dan que los utilizo un poco para aprender más de mi misma) y suelen ser bastante eficientes.