Donar el esperma no es ser padre (de momento)

Jaime Prats

El País

La tendencia en Europa es quitar el anonimato de los donadores de gametos – esperma y óvulos -, y esto ha comenzado un debate en España, uno de los países líderes en la donación de este tipo y la reproducción asistida. Los argumentos, tanto para hacerlo como para no hacerlo, son muy fuertes.

Por un lado, están los que argumentan que si no se protege la identidad de los donadores, el número de estos disminuirá drásticamente, tal y como sucedió en Gran Bretaña. Precisamente, se instauró la donación anónima para que “la persona no se comprometiera más allá de lo que supone la donación“. Si, por razones médicas, el niño necesita el historial clínico de los padres biológicos, puede solicitarlo a la clínica, que se encarga de tenerlo completo y actualizado desde el momento en que se realiza la donación.

Del otro lado, dicen que los niños tienen una necesidad natural de conocer sus orígenes, de conocer a sus padres biológicos. Y es por eso que la identidad de los donadores no debe permanecer confidencial. Algunos especialistas han sugerido que los donadores escriban una carta describiéndose a sí mismo,  explicando los motivos de la donación, para satisfacer la curiosidad del niño.

El debate sigue abierto.