Echan por tierra mitos de las canas

Hay dos formas de envejecer. Por una parte, está la gente que valora sus canas como una muestra de envejecimiento digno y, por otra, la gente que vive con miedo a los espejos, con miedo a despertarse un día y parecerse a Cruella de Vil. Probablemente formes parte del segundo grupo.

Todos hemos oído infinidad de mitos sobre las canas, y todos nos hemos plantado alguna vez frente al espejo, preguntándonos si debíamos o no arrancar ese signo de juventud perdida. Por eso, se ha documentado para desmentir muchas de las falsas creencias que existen sobre las canas.

 no eres responsable de tus canas

Al final de cada legislatura, la gente compara el color de pelo del presidente con el que tenía cuando juró el cargo por primera vez o cuando empezó la campaña. Es cierto que muchos presidentes se han quedado canosos a medida que su mandato ha ido avanzando, por lo que puede parecer un argumento convincente. Sin embargo, no existen pruebas científicas que respalden esta idea.

El estrés no produce canas, pero sí puede provocar un aumento de la caída del cabello, conocido como efluvio telógeno, según explicó el dermatólogo Howard Brooks a la CNN. El efluvio telógeno hace que el pelo se caiga; el problema es que cuando esos cabellos vuelven a crecer, tienen menos pigmentación que el resto, por lo que pueden adquirir un tono grisáceo.

Puedes echarle la culpa a tu madre

Replantéate lo de culpar a tus hijos por los disgustos que te dan. En realidad, es a tus padres a quienes tienes que agradecer este don de la madre naturaleza. Las canas tienen una base genética, aunque hay ciertos estilos de vida que pueden acelerar su aparición, explicó la tricóloga Elizabeth Cunnane Phillips a The Huffington Post. Por ello, si quieres saber cuándo se cubrirá de canas tu cabellera, mira a tus padres: ellos son un buen indicador.

La regla del 50-50-50 no es del todo cierta

Según este principio, el 50% de la población caucásica que ronda los 50 años tiene la mitad de su cabellera gris. En realidad, esta afirmación es relativa. Cuando envejecemos, todo nuestro cuerpo empieza a cambiar, y los folículos producen menos melanina, el pigmento que da color al pelo. Algunos dermatólogos sí creen en la regla del 50-50-50, pero, según un estudio de 2012, solo entre un 6 y un 23% de la población de 50 años tiene la mitad de su pelo gris.

El sol tiene algo que ver, pero no se encuentra en la raíz del problema (nunca mejor dicho)

Actualmente, estamos concienciados con el efecto pernicioso del sol sobre el envejecimiento de la piel y las arrugas, pero no podemos aplicar la misma teoría a nuestro pelo. En 2009, varios investigadores europeos descubrieron el mecanismo responsable de las canas. Nuestras células capilares generan de forma natural peróxido de hidrógeno (agua oxigenada). El problema es que cuando se produce demasiada cantidad, nuestros cabellos no se vuelven rubios, sino grises.

Los científicos afirman que nuestras células capilares siempre generan este compuesto, independientemente de nuestra edad. Sin embargo, cuando nos hacemos más mayores, las células no son capaces de controlar el proceso químico correctamente.

Tu estilo de vida puede afectar positiva o negativamente

Aunque no se puede evitar por completo (ni revertir) el proceso de aparición de las canas, hay algunas formas de luchar contra el envejecimiento prematuro de tu cabello. Los médicos afirman que un nivel bajo de vitamina B12 puede provocar despigmentación en el pelo. Asimismo, la escasez de ácido pantoténico (vitamina B5) en los ratones, hacía que se les pusiera el pelo gris, según demostró un estudio del Instituto Linus Pauling.

Por último, si fumas, plantéate la idea de dejarlo. Resulta que el mito de que a los fumadores les salen canas antes es cierto. Un estudio de 2013 descubrió que existe una conexión entre el tabaco y la aparición de canas antes de los 30.

 

Fuente: Huffington Post