¿El amor engorda?

¡Claro que sí! En especial cuando empiezas un noviazgo; ya que prefieres pasar tiempo con esa persona a realizar actividades “de gente sola”, como salir a correr. Y si tomamos en cuenta que la mayoría de tus citas son en restaurantes, la ecuación es perfecta. Sólo hay que tener cuidado en reestablecer la rutina de ejercicio lo más pronto posible (Aparte, es una forma de no volverse muéganos)

La ganancia de peso que debe preocuparte, es la que sucede después del matrimonio. Porque no indica felicidad extrema, sino rutina y descuido. Dejar de preocuparte por tu talla habla más del deterioro en la imagen que tienes de ti misma que de una vida estable y cómoda.

Puede que hayas ganado unos kilos con el embarazo y que no los pierdas todos, pero asumirlos y no frenar tu -digamos- crecimiento personal es el principio del fin.

Hacer ejercicio libera endorfinas, te da tiempo a solas, temas de que hablar y posibilidades de socialización. Con salir a caminar un rato te cambia la perspectiva de la vida, o también puedes salir en pareja a andar en bici. Las personas que hacen ejercicio son más felices y no lo digo yo hay muchos estudios al respecto.