El amor incondicional no existe

No hay nada más romántico que la idea de una relación donde no importa qué pase, tú estarás ahí.

Pero pensando en todas las cláusulas incluídas en ese tipo de contratos, a mí me da miedo y flojera. Porque esta es una forma muy cómoda de justificar el sadismo, pero también de victimizarse y obligar a las personas a permanecer con nosotros cuando ya no aportamos nada a sus vidas.

Las relaciones llegan a disyuntivas terribles cuando suceden cosas fuera de lo normal; como enfermedades o viajes al extranjero, digamos, para estudiar una maestría.

Hay 2 formas de afrontarlo:
Viviendo verdades a medias, con idilios a larga distancia que terminan en poligamia. O siendo sinceros y poniendo ambas partes el mismo esfuerzo. Esto quiere decir que, si deciden separarse, sufrirán igual y seguirán con sus vidas. O si permanecen juntos, les toca afrontar lo que viene y apoyarse en todo. Siempre pensando en el otro.

Que uno sufra no quiere decir que tiene derecho a maltratar a todos los que están a su alrededor. Estar con alguien te hace más fácil el camino. Pero no significa que, si te va mal, tendrás alguien que te cargue sin que tú hagas ningún esfuerzo por levantarte.

En el caso de enfermedades o tragedias por el estilo, el afectado no elige su situación; pero sí puede portarse de la mejor manera para que a su alrededor haya armonía. La historia siempre se trata de ellos, pero para los espectadores es difícil lidiar con esto. Si no se quedan es por egoístas. Si no se van, los sentimientos se empiezan a mezclar con lástima y culpa.

Sólo en contadas ocasiones se trata de verdadero amor. Pero cuando ése es el caso, no existen dudas ni incomodidades, ya que la distancia o las adversidades son circunstancias que  no afectan todo lo demás.

Si volvieran a vivir su vida sabiendo cómo ha sido ¿tomarían las mismas decisiones?