El espectáculo de la política en Estados Unidos

Por Rafael G. Vargas Pasaye.-

En recientes días tuvieron lugar las Convenciones de los dos partidos políticos de Estados Unidos donde se nomina al candidato Presidencial que el próximo martes 6 de noviembre competirá por el máximo cargo político de ese país. Ese día los votantes definirán si le dan un segundo periodo al Presidente Barack Obama o Mitt Romney es el Presidente número 45.

Los grandes temas tienen que ver con la economía, ya que el desempleo en Estados Unidos marca altos niveles y que afectan de manera directa y contundente en el presente y el futuro inmediato de la nación.

Empecemos por los Republicanos, quienes se reunieron en Tampa, Florida con todo y ciclón Isaac y las inclemencias del clima que se presentaron en esos días.

La sede fue el Tampa Bay Times Forum con capacidad para albergar a 20 mil personas, y en una dinámica que dura varios días se pudo apreciar a oradores como el excandidato presidencial John McCain, el exgobernador de Florida y hermano del expresidente, Jeb Bush, o la exsecretaria de estado Condoleezza Rice, quien fue de las más plurales en su mensaje pues habló de la unidad como nación, por ejemplo dijo: “Lo que une a América es una idea. No importa de dónde vengas. Lo que importa es hacia dónde te diriges”.

Además, ella con el valor agregado de su condición de raza afroamericana y hablando de la importancia de la educación, aspecto que a veces se ve rebasado por otros tópicos.

La parte de la cada vez más influyente minoría latina recayó en el Senador por Florida, Marco Rubio, quien es bien visto por los diferentes francos del Partido, es el típico prospecto del que se dice le esperan grandes cosas. Él dijo: “No somos especiales porque haya más gente rica en esta nación. Sino porque sueños que son imposibles en cualquier otro país, se cumplen aquí”.

Uno de los personajes más esperados fue sin duda el ahora candidato a la Vicepresidencia Paul Ryan, un prototipo del actual integrante del sector conservador de ese Partido, plenamente identificado con el Tea Party, con 40 años y dueño de un atlético cuerpo gracias a las rutinas de Tony Horton, un gurú televisivo del deporte.

Tiene la ventaja de que se le identifica con uno de los temas de mayor decisión, la economía, en su mensaje anunció un plan de gobierno donde se estipula que en caso de llegar a la Casa Blanca crearán cuatro millones de empleos.

También habló la esposa del candidato presidencial, Ann Romney, quien se enfocó más en un mensaje familiar, de apoyo, de complicidad, y sobre todo de generación de confianza: “pueden confiar en Mitt”, dijo.

Por su parte el exgobernador de Massachusetts basó su discurso en acusar y hacer más evidentes las fallas del mandato de Obama y hacer ver que él es mejor opción. Señaló por ejemplo: “Hoy, cuatro años después de la emoción de las últimas elecciones, por primera vez, la mayoría de los norteamericanos dudan de que nuestros hijos tengan un futuro mejor”.

Jugó atinadamente con una figura retórica: “A mí me hubiera gustado que el presidente Obama hubiera triunfado, pero sus promesas han dado paso a la decepción y a la división”. En un mensaje claro para lo indecisos, quienes se mantienen como el fiel de la balanza según los sondeos.

Pero lo que sin lugar a dudas rompió los esquemas fue la participación del veterano actor de cine Clint Eastwood en la convención republicana, tanto por lo disparejo que es hallar celebridades que brinden su apoyo de manera pública para esta fuerza política, para lo que representa en sí el protagonista de Gran Torino.

Su speech en horario estelar, interpretando un supuesto diálogo con el Presidente Obama donde en realidad sólo se encontraba una silla vacía, generó respuestas y comentarios de todo tipo, incluida por supuesto la del mismo mandatario, quien subió una fotografía a su cuenta de twitter donde se ve la silla del Presidente por él ocupada.
Algunos analistas dicen que fue una jugada fallida pues Eastwood (y Paul Ryan) robaron escena a Mitt Romney, sin embargo los beneficios señalan otra cosa.

En la otra Convención, la del Partido Demócrata, vimos cómo en Charlotte, Carolina del Sur desfilaron los principales bastiones de Barack Obama Presidente y candidato.

En el Time Warner Arena con capacidad para 22 mil personas (el espacio original era el estadio Bank of America para capacidad de 65 mil personas) similar al Pepsi Center de Colorado donde fue la Convención de 2008, pasó lista de presente Benita Veliz, activista por los derechos de los jóvenes indocumentados los llamados dreamers (por la Ley Dream Act) que seguramente les generará una cantidad considerable de votos a los demócratas, pues gana adeptos con las poderosas minorías de latinos y afroamericanos, de allí que también una de las estrellas fuera el alcalde de San Antonio, Julián Castro.

Digamos que si los Republicanos tienen a Marco Rubio, los Demócratas tienen su contrapeso con Castro, quien además tiene un hermano gemelo que también lució.

Y si Eastwood fue la parte de la farándula en la acera de enfrente, en Charlotte pasaron lista de presentes personalidades como Eva Longoria o Scarlett Johansson, recordando aunque no estuvo presente, que uno de los principales activistas, y sobre todo recaudador de fondos para la campaña es George Clooney.

Cabe señalar que llegado el turno de aparecer en escena para aceptar la nominación como candidato a la Vicepresidencia, Joe Biden dio un discurso que golpeteo contra el candidato Republicano, una posición interesante que supo jugar el experimentado político.

Los mejores discursos fueron autoría de Michelle Obama y el expresidente Bill Clinton. La Primera Dama habló de los temas que mejor se le dan: valores, familia, y su marido. Nadie mejor que ella para hablar de Barack el hombre, el ser humano que se esfuerza. La mesa quedó puesta para que el último día y antes de que el Presidente aceptara la candidatura, Bill Clinton o mejor dicho la fuerza de los Clinton le diera un toque especial a la Convención.

El expresidente jugó el mejor papel, el de las cifras, el que no puede hacer el mandatario actual, el de la comparación entre Obama y Romney, el de los dos futuros que hablan ambos candidatos, pero desde un punto de vista más racional, digamos el de la experiencia. Algunos especialistas han visto este mensaje como un nuevo llamado para que en cuatro años los Clinton puedan estar en este mismo escenario pero ahora siendo Hillary la nominada. Cabe señalar que ella en su calidad de Secretaria de estado no puede hacer campaña.

Llegado su turno el Presidente Barack Obama aceptó como era de esperarse la nominación. Su mensaje de alrededor de 40 minutos llevó una carga de realismo (“me eligieron para hablarles con la verdad”), y de petición de apoyo (“El cambio no soy yo, somos todos”), pero sobre todo se centró en generar imágenes de un mejor futuro, la esperanza que enarboló en el 2008, el “cambio” que lo catapultó a los cuernos de la luna ahora fue modificado por una especie de prórroga, de petición disfrazada de explicación para hacerles ver que para que el cambio llegue se necesita más tiempo.

Propuestas como crear un millón de nuevos empleos para el final de 2016 y duplicar exportaciones para finales de 2014 o recortar las colegiaturas de las universidades a la mitad en los próximos 10 años, también se escucharon, sin dejar de lado el ataque a su contrincante debido a la inexperiencia en política exterior.

Lo cierto es que en este marco también es necesario señalar otros puntos que juegan en estas elecciones, como la reforma sanitaria, conocida como “Obamacare” que ya Romney dijo que la revocaría y remplazaría, pese a todo el costo que ha tenido para el Presidente Obama.

El manejo de las redes sociales (durante el discurso de Obama en la Convención Demócrata se llegó a hablar de más de 52 mil tweets por minuto, aunque como sabemos las redes no aseguran votos) y su papel, como le que jugaron en 2008, un pilar para la campaña del CAMBIO en aspectos como movilización, información y sobre todo recaudación de fondos, ahora con el agregado de que por ejemplo a través de mensajes de texto por primera vez se podrán hacer donaciones.

Sin olvidar que la batalla se dará con mayor intensidad en estados claves como Nevada, Colorado, Florida (los tres con alto índice de latinos), Iowa, Wisconsin, Ohio, Virginia y New Hampshire, y que de nueva cuenta buena parte de la decisión del votante se sostendrá en un tema que ya lo dijo el expresidente Clinton: “it´s the economy, stupid”.

Y es por ello que la campaña de Obama va enfocada más a generar un debate de dinero contra valores, echando en cara la fortuna económica que tienen Romney. En ambos casos se trata de una decisión de futuro, razón por la cual los mensajes fueron con una significativa carga de imágenes, en el sentido de “vamos a imaginar un futuro”.

Por último, no podemos perder de vista los factores externos que se pueden presentar de aquí al 6 de noviembre. La matanza en Colorado perpetuado en un cine donde se estrenaba la nueva película de Batman es sólo un recordatorio de cómo se puede inclinar la balanza más allá de los mensajes y las convenciones partidistas.
La decisión va sobre el sueño americano que representa Obama, contra la seguridad de la experiencia y los resultados de Romney. Si bien el carisma de Obama le ayuda, los resultados tampoco le favorecen del todo. Las muchas expectativas y los pocos resultados pueden jugarle en contra, es el papel y el espacio que te da ser el candidato y el presidente al mismo tiempo.

Si bien la Convención para algunos supone un escaparate inigualable de cara a su futuro político y sus hipotéticas opciones en próximos comicios locales, regionales o nacionales (ya lo fue el caso de Obama en la Convención de 2004), es también el arranque formal de las campañas por la presidencia, una gran fiesta de la democracia y la evidencia de que la política y el espectáculo no están reñidos y que se pueden combinar en un momento dado con el debate político “serio”.

* Rafael Vargas Pasaye es consultor político y autor del libro “Apuntes de un consultor en campaña”
Correo: rafaelvargaspasaye@gmail.com
Twitter: @rvargaspasaye