Por: Gerardo Young
Hablar sin intermediarios es el objetivo del gobierno para impulsar su agenda, y nada mejor que Twitter para hacerlo. Pero el miércoles fue una prueba no superada, cuando se dio a conocer la noticia del asesinato de un militante político de 23 años.
La noticia se difundió alrededor de las dos de la tarde. El gobierno guardó silencio hasta casi las ocho treinta de la noche, cuando Cristina Kirchner escribió en su Twitter: “Es inaceptable que un reclamo (justo o injusto) pretenda resolverse a los tiros”.
A Kirchner le gusta usarlo “a full”, como ella misma lo dice, y por eso el silencio de seis horas del miércoles fue inédito. Dejó ver la aceitada, pero frágil, presencia oficial en Twitter.
Este medio se ha convertido en una tentación para los políticos, que se han lanzado a él por completo. La mayoría de ellos escribe personalmente, sin auxiliares, y eso es precisamente lo que motiva a los usuarios a comunicarse con ellos.
Sobre el Twitter de Cristina, no cabe duda que es ella quien lo escribe, o por lo menos lo dicta. El único presidente con el que se comunica es con Hugo Chávez, otro fanático del Twitter, a quien llama “Chavito” y le pregunta por sus hijos.
Lo que calla es igual de importante que lo que dice. No hace una sola mención de la inseguridad o la pobreza, los problemas que más inquietan a los argentinos; precisamente porque Twitter le permite escribir sólo de lo que quiere escribir.
