El legado de Paracelso en 7 reglas para la vida

Paracelso (parecido o cercano a Celso), es el nombre que él mismo eligió, es una de las figuras más contradictorias e interesantes de la historia de la medicina.

Su incesante búsqueda de lo nuevo y su oposición a la tradición y los remedios heredados de tiempos antiguos le postulan como un médico moderno, adelantado a sus contemporáneos.

No sólo los movimientos importantes en la medicina alternativa del siglo XIX se desarrollaron a partir de su sistema, sino que enseñó al mundo la necesidad de observar la naturaleza de cerca y vivir a partir de sus dinámicas.

En sus reglas, Paracelso engloba la salud absoluta en una serie de instrucciones muy sencillas: respiración, alimentación, bondad, concentración y la confianza en la vida y en uno mismo como método de virtud y sublimación.

1. Cuida tu salud

Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente, en pequeños sorbos, dos litros de agua; comer muchas frutas; masticar los alimentos del modo más perfecto posible; evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente es un hábito que debes a tu propia dignidad.

2. Destierra absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, todo idea de pesimismo, rencor, odio, tedio , tristeza, venganza y pobreza.

La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la textura espiritual de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, ya que este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3. Haz todo el bien posible

Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por una persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4. Olvida toda ofensa

Esfuérzate por pensar bien de tu mayor enemigo. Tu alma es un templo que jamás debe ser profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero esta no te hablará así de repente; tienes que prepárate por un tiempo, destruir las capas superpuestas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu que es divino y perfecto en sí mismo, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5. Medita todos los días

Media hora, al menos, en donde nadie pueda perturbarte. Siéntate lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pienses en nada en específico.

Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en dichos instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el diamante del que habla Sócrates.

6. Guarda absoluto silencio en cuanto a tus asuntos personales

Abstente, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun a tus más íntimos, todo cuanto pienses, escuches, sepas, aprendas, sospeches o descubras. Por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es una regla de suma importancia.

7. Jamás temas a los hombres

Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo.

El miedo y la desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre.

Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva que es como un pecado mortal contra el Espíritu Santo.