El 23 de julio del 2011, con apenas 27 años, Amy Winehouse fue encontrada muerta en su apartamento en el Candem Town londinense, víctima de una intoxicación etílica.
La talentosa cantante de soul estaba pasando por una etapa complicada personal y profesional, la cual se evidenció durante un concierto en Belgrado, Serbia, un mes antes de su muerte.
La intérprete de “Back to Black” subió al escenario totalmente intoxicada por el alcohol y fue incapaz de completar su show.
Tras ese escandaloso espectáculo, se canceló toda su gira y, poco después, la cantante falleció y dejó al mundo del soul sin su voz para siempre.