El Pacto por México y su legado

El Compromiso número 87 del Pacto por México dice textualmente:

“Se impulsará una reforma constitucional para otorgarle al Presidente la facultad constitucional de optar entre gobernar con minoría política o gobernar a través de una coalición legislativa y de gobierno. En este caso, el Presidente y su partido construirán un acuerdo con una o varias de las fuerzas opositoras en el Congreso, para conformar una mayoría estable que ratifique lo siguiente:

-Un programa de gobierno que garantice su ejecución integral o los puntos coincidentes que hayan acordado las fuerzas políticas coaligadas.

-Una agenda legislativa que se convierta en preferente por la fuerza mayoritaria de la coalición legislativa y en soporte del programa de gobierno.

-Un gabinete de coalición ejecutor del programa de gobierno”. Ante la urgente necesidad que tenía el país de concretar acuerdos políticos para avanzar, romper la parálisis y negociar agendas legislativas comunes, llegando a un acuerdo mínimo para un proyecto de nación, era necesario buscar una especie de coalición legislativa donde se pudiera converger en una agenda común, que una vez acordada se convirtiera en un programa de gobierno.

El reto para el nuevo gobierno era la inclusión de todas, o las más representativas, fuerzas políticas, en esta construcción que diera viabilidad al país y en la que los perdedores de las elecciones, no se convirtieran en un obstáculo para la construcción de acuerdos, este fue el origen del Pacto por México; sin embargo, además de la innegable plataforma de desarrollo y crecimiento que representa, el pacto definitivamente ha ido más allá, y a pesar de que aún tiene asignaturas pendientes, que espero se cumplan, ha sido un gran legado para la democracia mexicana y una gran lección de cómo se puede gobernar en el futuro.

La iniciativa de cómo los gobiernos de coalición nos permiten acabar con los gobiernos divididos y empezar con los compartidos y la posibilidad de que el que gane las elecciones en el futuro puede, si así lo decide, convocar a un “Gobierno de Coalición”, no necesariamente representa la necesidad de una segunda vuelta en las elecciones, el pactar con distintas fuerzas políticas, objetivos comunes a través de políticas públicas de largo alcance, es suficiente, y el Pacto por México así lo ha demostrado.

En un gobierno de coalición salen ganando todos los mexicanos, con políticas públicas seguras y de largo plazo, que nos inviten a pensar en los próximos 20 años el México que deseamos, donde vivirán nuestros hijos, nuestros nietos.

Los gobiernos de coalición son un instrumento que permitirá modernizar el sistema presidencial mexicano, siempre y cuando exista un diagnóstico común de la realidad del país y que pueda convertirse en una propuesta concreta y que vaya dirigida a lograr grandes acuerdos entre la clase política y ésta, forzosamente, con la sociedad que representan, para conformar gobiernos auténticamente democráticos en los que todos rindan las cuentas correctas a la ciudadanía.

A mí me parece que ésta es la parte medular y fundamental para pensar en la posibilidad de constituir coaliciones de gobierno, ya que si los ciudadanos, bajo algún mecanismo concreto y funcional, no son tomados en cuenta, como hasta ahora, equivocadamente, lo ha hecho el Pacto por México, todos los esfuerzos serán en vano; para integrar un gobierno de coalición no sólo basta con identificar las coincidencias en las propuestas de partidos y candidatos, ni que existan las candidaturas independientes para los tres órdenes de gobierno, ya que el objetivo fundamental de un “Gobierno de

Coalición” deberá ser el generar esquemas de coordinación que posibiliten la construcción de mayorías legislativas sustentadas en agendas y proyectos de gobierno públicos, transparentes y de largo plazo, pero siempre, avalados por la sociedad.

Apunte:

Espero que los Gobernadores, Senadores y Diputados de Izquierda tengan claro que no pueden generar una división de México, cargarla en sus espaldas y poner la factura a su nombre, ya que ellos fueron elegidos por la ciudadanía a quien tienen que responder, y ya no al que fuera su líder mesiánico, López Obrador, quién parece resurgir de las cenizas y se atreve a amenazar y poner sus condiciones, tratando de hacer tan sólo suya la defensa del petróleo y de PEMEX, que valga sea de paso, seguirá siendo propiedad de la nación.

Se necesita un poco de conciencia, y consenso, para lograr acuerdos y las reformas indispensables y faltantes que necesita, no el PRI, no el PAN ni el PRD, las necesita México!

La polarización y la división de México ya no es un escenario al que debería llegarse, hoy, por desgracia, parece que puede volver a ser una realidad, y de que servirá mañana un llamado de la cúpula de la izquierda, a la cordura, serenidad y respeto a las instituciones si es en el doble mensaje y con la doble moral con la que alientan las acciones de pacíficamente manifestarse y de defender un referéndum del que aún no tenemos claridad de cómo se hará.

Las calles no deben convertirse en campo de batalla para la aprobación o no de la Reforma Energética ni de ninguna otra, es el diálogo la única fórmula que nos llevará a buen puerto.

Lic. Rafael Zaga. @razagave