El Rey Juan Carlos abdica, ¿qué sigue en la monarquía española?

En los años 2012 y 2013 se dijo que se le había pedido al Rey Juan Carlos de España que abdicará, sin embargo, no lo hizo. Él prefirió hacerlo cuando estuviera fuerte física y emocionalmente, después de la operación de cadera a la que se sometió.

“Una vez recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional he decidido abdicar”, dijo.

El Rey decidió abdicar para dejar paso a su hijo, que se llamará Felipe VI. Don Juan Carlos, según fuentes de la Casa del Rey, tomó la decisión de abdicar el 5 enero, el día de su 76 cumpleaños. Se lo comunicó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el 31 de marzo y a Alfredo Pérez Rubalcaba tres días después.

El anuncio oficial esperó hasta este lunes porque quería dejar pasar las elecciones europeas del pasado 25 de mayo para no entorpecer el debate electoral.

Fuentes de La Zarzuela aseguran que se trata de una decisión “muy meditada” que no tiene que ver ni con la salud del Rey ni con la coyuntura política. Sin embargo, otras fuentes del Ejecutivo admiten que el momento político es propicio para una decisión así porque estamos a mitad de legislatura y el Rey y el Príncipe pueden contar con un sólido pacto entre PP y PSOE, que suponen más del 80% del Congreso. Nadie puede garantizar qué tipo de Cortes saldrán de las urnas en 2015, ante la evidente crisis del bipartidismo marcada por las elecciones europeas, que han colocado a los dos grandes partidos por debajo del 50% por primera vez desde 1977.

El Rey Juan Carlos I le entregó a Rajoy el documento de abdicación quien explicó que mañana mismo se reunirá el Consejo de Ministros para aprobar una ley orgánica que, según el artículo 57.5 de la Constitución, debe regular la abdicación.

Un reinado de 39 años

El Rey quiso dar al momento la máxima relevancia posible, y en su mensaje televisado cuidó todos los detalles. Le acompañaban dos fotos, una suya con su padre, don Juan, y otra en la que se veía a Felipe y Leonor, la siguiente generación, como mensaje de continuidad monárquica. Hasta en tres ocasiones habló de esa “nueva generación”, el mensaje clave que quería trasladar. Y también la idea de la estabilidad, “Mi hijo Felipe encarna la estabilidad, seña de identidad de la institución monárquica”, aseguró.

Desde 2012, cuando empezaron a acumularse los problemas de la Monarquía y el Rey alcanzó su momento más bajo de popularidad, cuando se vio forzado a pedir perdón por su viaje a Botsuana para cazar elefantes en el que se rompió la cadera, las especulaciones en el mundo político sobre la abdicación se multiplicaron hasta el punto de que se convirtió durante 2012 y 2013 en uno de los principales asuntos de debate en las reuniones políticas, aunque en sordina, nunca en público. Pero la conversación siempre acababa en el mismo sitio: “El Rey no quiere, dice que los reyes se mueren, no abdican”. Él mismo lo desmintió varias veces, la última en el discurso de Nochebuena. Solo él puede tomar esa decisión, insistían los políticos. Y al final lo hizo cuando menos se esperaba.

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