-Bonica, me vas a operar tú?
-Sí, esté tranquila, va a ir todo muy bien.
-No, si lo digo para que me dejes bien por ahí abajo, que tengo un amiguico en la residencia y no quiero perder el gusto.
Esta es la conversación entre Silvia Montoya, ginecóloga de 35 años, y una mujer de 80 que llegó al quirófano a extirparse el útero. Como la mayoría de la gente, Silvia solo sonríe al darse cuenta de que dio por sentado que esta mujer, a su edad, ya no tendría vida sexual.
De acuerdo con una encuesta española, 60% de los mayores de 65 años tiene una vida sexual placentera, con una frecuencia promedio de cuatro contactos al mes. Otro estudio de Estados Unidos revela que hay un número importante de personas que tienen relaciones vaginales, sexo oral o se masturban incluso a los 90.
Encarna perdió su virginidad el año pasado, a los 66 años de edad. Fue con Pedro, un viudo de 78 años al que conoció en la residencia a la que se mudó cuando se jubiló. “Quería empezar de cero junto al mar”. Pedro, acababa de ingresar; ninguna de las novias que tuvo después de enviudar había funcionado . Enseguida se fijó en Encarna. Él la veía a ella “tan alegre”; ella a él, “tan triste” que acabaron “hablando”. Y “congeniando”. “Fue muy natural, como conocer a un amigo hasta que pasa a ser algo más”, dice ella, que nunca antes había sentido tanto por alguien “como para hacerlo”. Para la ocasión fueron a un hotel. Se pusieron sus mejores galas, cenaron, subieron a la habitación. Y ocurrió. Él, que tenía miedo a “no dar la talla” a su edad, quedó satisfecho. Ella, “ni fu ni fa, hija, pero después ha estado mejor”.
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