La elección de Eduardo Medina Mora como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue una muestra de la vida en democracia que nuestro país vive hoy y goza plenamente.
Todas las opiniones fueron escuchadas en forma y tiempo. Y podremos no estar de acuerdo con su nombramiento, pero la elección de Medina Mora como miembro del máximo tribunal de justicia de nuestro país obedece incluso a lo que dicta la misma Constitución:
La interacción de dos poderes, el ejecutivo propone una terna de opciones y el legislativo, a través del Senado, lo elige con la mayoría calificada, o sea más de dos terceras partes de sus integrantes al ministro.
Sobre el tema el Vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez, en entrevista para Finacial Times, dijo:
“En cualquier país que se diga democrático, siempre existirán opiniones encontradas respecto a un tema específico, quien puede estar en contra y a favor, no obstante esto, lo más importante es garantizar que hay espacio para poder expresar todas las opiniones con respeto y libertad, y que deben ser escuchadas, tal y como sucedió en el debate del Senado el día de ayer”.
Si partimos del supuesto de que los miembros del Senado son la máxima representación electoral y plural del pueblo, entonces debemos legitimar en sociedad que la votación en el Senado le haya otorgado a Medina Mora el 70% del voto de los legisladores, lo que sin duda fortalece la democracia que vive nuestro país.
Hay que destacar que la opinión pública, a través de campañas en línea y manifestaciones, pudo expresar con plena libertad y respeto sus opiniones en contra o a favor de la nominación, lo que es una buena señal para nuestro país, existe la libertad de expresión, pilar clave de la democracia.