¡Enchílate bien!

Conocido por su infalible capacidad de provocar breves y espasmódicos ataques de enchilamiento, el potente habanero es un ingrediente icónico del sureste mexicano. Tanto así que en épocas recientes el llamado “papik” en maya, adquirió la Denominación de Origen “chile habanero de Yucatán”.

Considerado uno de los chiles más picantes del mundo, este delicioso (pero sadomasoquista) fruto, siempre está dispuesto a dar sorpresas. Algunas de las más recientes y destacadas son sus propiedades benéficas para la salud. Según los estudios de diversos científicos mexicanos, el habanero contiene una buena cantidad de vitamina A y el doble de vitamina C de la que nos proveen otros cítricos, por lo que es un buen aliado para las defensas, ya que estos nutrientes fortalecen al sistema inmunológico.

También tiene antioxidantes que, es bien sabido, son anticancerígenos y ayudan a mantener la piel joven, por lo que no es sorpresa que el habanero comience a usarse como ingrediente en la industria cosmética.

Por si fuera poco, contiene capsaicina, una sustancia maravilla que se usa como antibacterial en tratamientos crónicos como la sinusitis y que tiene, entre sus cualidades, el poder de ayudar a aliviar las terribles migrañas y funcionar como anticancerígeno en zonas como el estómago y los intestinos, lo cual parece irónico tomando en cuenta que su primer contacto con nuestro tracto digestivo es un fuerte ataque de picor a las papilas gustativas.

Otros “milagritos” que se le cuelgan a este chile cual si fuera santo: dicen que disminuye los niveles de colesterol malo en la sangre, que acelera el metabolismo (y con esto impulsa la quema de grasa), que es antiinflamatorio por lo cual es de buena ayuda en casos de dolor muscular y reumático y muchas otras cosas más.

Eso sin contar que su picante efecto es tan fuerte que provoca la producción de endorfinas, lo que causa esa sensación de embriaguez y aturdimiento típica de un trance post-habanero durante la comida.

Así que, sabiendo todo esto, ¿ya le vas a entrar más al chile?

Fuente: AB Estudio de Comunicación y La Primera Plana