Encontró a su esposa en el sitio de citas adúlteras Ashley Madison

Carlos “X”, tiene 10 años de casado, dos hijos de 7 y 4 años, un empleo estable y bien remunerado. Su esposa Gina “M” también trabaja, ambos comparten los gastos de la casa, y las responsabilidades de los hijos.

El año pasado Carlos decidió inscribirse en el sitio Ashley Madison, “una aventura en las mismas condiciones, con una mujer comprometida que no me pudiera crear problemas”, relata.

Durante 6 semanas navegaba, casi todas las noches, con el fin de contactar una mujer atractiva. En esas búsquedas nocturnas Carlos no daba crédito a lo que vio aparecer en la pantalla, Gina estaba entre las opciones para contactar y tener una cita adúltera.

“Al principio pensé que habían usado su foto, pero al leer parte de su perfil me di cuenta que era ella, Gina buscaba también una aventura”, Carlos pensó enfrentarla, “caí en cuenta que ella podría reclamarme igual”, entonces generó un perfil falso para contactar con Gina.

Gina cayó en el juego, y contestó a su primer correo. Carlos confiesa que sentía un coraje profundo y mucha indignación. Sin embargo, inició un intercambio de correos.

“Al principio pensé que Gina buscaba lo mismo que yo, sexo, eso me enojó mucho porque cuando yo la había buscado desde que nació nuestro segundo hijo ella me rechazaba de manera frecuente; pero con el intercambio de correos me fui dando cuenta que ella estaba en una gran depresión porque sentía rechazo de mi parte”.

Los correos siguieron por una semana, hasta que Carlos optó por citar a Gina en un hotel. Ella no aceptó. “Dijo que había entrado a Ashley Madison porque pensó que los hombres que encontrarían no lo podrían delatar, ella buscaba una charla, tal vez picante, o lo que llaman ciber-sexo, pero que no quería ningún contacto físico”, relata visiblemente conmovido.

¿Qué hiciste, confesaste que eras tu?

No. Cerré mi cuenta, me acerqué a ella y le propuse acudir a una terapia de pareja. Gina aceptó de inmediato, llevamos un año felices con y sin sexo.

¿Volviste a entrar a Ashley Madison?

Confieso que lo hice hace tres meses, tuve una gran curiosidad, no la encontré.

¿Se lo confesarás algún día?

No, para qué, creo que fue una lección para ambos.

¿Temes que aparezcan sus datos, los tuyos y de Gina, en la lista que se hizo pública de esposos adúlteros?

No creo, pero si fuera el caso, ni ella ni yo nos daremos por enterados.

¿Llegaste a salir con alguna mujer de las que contactaste?

No.

Su última respuesta fue rotunda, pero no sincera, Carlos finalizó con una sonrisa que dejo algunas sospechas.

Esta es tan solo una historia de millones de historias detrás del sitio “solo para casados” Ashley Madison. No todas felices. No todas libres de culpa. Historias que podrían quedar al descubierto por los datos robados de esta página web.

Algunos buscaban echarse una cana al aire, otros más al amante perfecto, y algunos, como Gina, contactar ilusiones sin llegar a tener sexo.

Se dice que se pueden leer: nombres de usuario, nombres reales, direcciones, montos pagados, emails y números de teléfono, entre otros datos, mismos que están publicados en lo que se llama la “red profunda” o “caché”, que es más difícil de acceder para el gran público.