Para encontrar diamantes, es necesario unas condiciones naturales propicias para ello. Los diamantes se forman a partir de carbono puro sometido a un calor extremo, presionado a una profundidad de unos 150 kilómetros bajo la superficie de la tierra.
Las erupciones volcánicas remueven la tierra, haciendo que los diamantes salgan al exterior. Estas piedras preciosas están cubiertas de un tipo de roca llamada kimberlita, el material que contiene los diamantes.
Un equipo internacional de científicos han detectado la presencia de kimberlita en montañas heladas de la Antártida, concretamente en las laderas del Monte Meredith (zona este). La revista Nature Communications ha desvelado que en el continente hay este tipo de piedra, por lo tanto, hay diamantes en su interior.
Los diamantes hallados en la Antártida están protegidos por El Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente del Tratado Antártico, este cita que el hallazgo de recursos minerales en el territorio no podrá extraerse para ningún fin comercial hasta haber transcurrido por lo menos 50 años.
Sin embargo, se está planteando la posibilidad de que se modifique esta normativa, con el fin de aprovechar tan valioso descubrimiento. Aunque se pudiera comercializar este hallazgo, no es lo mismo encontrar diamantes en África, que aunque las temperaturas son altas se pueden sobrellevar, que ir a por diamantes en la Antártida, donde si no llevas un buen equipo, corres el riesgo de morir congelado.
