Engalana Herta Muller, nobel de Literatura, el arranque de la FIL

Hoy en día, el lenguaje se encuentra infectado por las dictaduras y es necesario renovarlo, a fin de recuperar la lengua original, aseguró anoche en Guadalajara la Premio Nobel de Literatura 2009, Herta Muller (1953).

En conferencia de prensa previa a su participación en la 25 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que arranca mañana, la novelista, poetisa y ensayista rumano-alemana indicó que durante y después de una dictadura el lenguaje del dictador permanece presente en la sociedad.

La autora, quien encabeza el grupo de autores alemanes en esta edición de la FIL, por ser Alemania país invitado, habló brevemente de sus vivencias en Rumania durante la dictadura de Nicolae Ceausescu, los conceptos de migración, exilio y censura, la relación de la literatura rumana con la latinoamericana y su pasión por las letras.

Muller, uno de los valores más sólidos de la literatura rumana en lengua alemana, afirmó que el lenguaje normal y no ideológico dentro de una dictadura es privado, que pertenece a las personas en su entorno personal.

Señaló, además, que cuando la prensa se niega a publicar la opinión que no es oficial o dictatorial, quienes realizan este acto son llevados a prisión al expresar su propia opinión.

“Por eso no existe un lenguaje personal que sería el lenguaje original, por lo mismo es grave que el lenguaje ideológico siempre envenene el lenguaje después de las dictaduras, y después de la dictadura también. El lenguaje está infectado por el de la dictadura por un buen tiempo“, expresó.

La autora de La piel del zorro y Las tierras bajas, quien destaca por sus relatos acerca de las duras condiciones de vida que vivió Rumania bajo el régimen comunista, consideró que el lenguaje después de una dictadura requiere de un tiempo para reflexionar, alejarse de sí mismo y recuperarse.

Por otra parte, destacó su admiración por la literatura latinoamericana, en especial de autores como Gabriel García Márquez y Juan Rulfo, de quienes recordó que “se trata de literatura que se traducía al rumano”.

“Fui socializada en Rumania, soy como una mezcla, soy una alemana con muchas influencias dentro de mi socialización, y hablando de mis sentimientos, lo rumano tiene mucho que ver con lo latinoamericano”, dijo.

Galardonada con premios como Aspekte (1984), Ricarda Huch (1987), Roswitha von Gandersheim (1990) y Franz Kafka (1999), entre otros, sostuvo que la literatura es un medio que debe de trabajar con el lenguaje.

“En mi caso, siempre debo de presentar cualquier contenido de manera literaria y cuando se trata de dictadura, eso es solo un tema como cualquier otro y la dimensión estética debe de ser la misma como en otros temas”, expresó.

Sometida, igual que muchos intelectuales rumanos, a una férrea censura por el régimen de Ceausescu, definió los conceptos de censura, migración y exilio, y habló además de cómo ha vivido esas nociones.

Sobre la censura, consideró que ésta existe en todas las dictaduras y se da mucho en el arte.

Afirmó que durante la dictadura de Ceausescu en Rumania se censuraba a la gente, a los productos de la canasta básica, ropa y servicios médicos.

‘Todas esas carencias que sufrí fueron censuras; fueron carencias que de algún modo se planearon para someter a la gente”, dijo.

En el caso de la migración, comentó se trata de una las razones por las que abandono Rumania, y agregó que a la fecha existen millones de personas que lo llevan a cabo en todo el mundo para mejorar sus condiciones de vida.

Del exilio, Muller dijo haberlo vivido de 1987 hasta el año en que Nicolae Ceausescu dejo el gobierno rumano, en 1989.

Sobre su participación en esta feria, expreso sentirse como una escritora ‘normal’.

‘Lo que trato de hacer aquí (en la FIL) es hacer las cosas que se me piden de manera oportuna y no puedo representar nada que no sea yo misma. Es decir, si tengo el (Premio) Nobel eso no cambia en nada’ a su persona, aseguró.

Cabe mencionar que en 1992 Herta Muller irrumpió en la escena literaria de la Alemania reunificada con ‘La piel del zorro’, libro en el que hace un despiadado ajuste de cuentas con la Rumania de Ceausescu.

Muller, quien estuvo amenazada de muerte por las fuerzas de seguridad de su país natal hasta la caída del régimen socialista, escribió una novela sobre sus propios conflictos con el servicio secreto rumano.

Hoy, añadió, hubiese preferido no encontrarse a sí misma, en un punto donde los pensamientos retrospectivos de la joven protagonista de su obra se pierden en el trayecto del tranvía que la lleva a un interrogatorio