Enrique Peña Nieto, el estratega político

Más allá de lo que se pueda decir de él en noticieros, periódicos y redes sociales, Enrique Peña Nieto ha sobrevivido duras pruebas políticas, y muy exitosamente, con el pesar de sus adversarios.

En 2005, cuando fue seleccionado como candidato del PRI a gobernador del Estado de México, las preferencias electorales no estaban a su favor al inicio de la campaña. El panista Rubén Mendoza se perfilaba como el primer político no priísta que llegaría a la casa de gobierno del Edomex.

Sin embargo, Mendoza no contaba con la astucia del joven, talentoso y carismático Enrique Peña Nieto, quien a la postre se convertiría en gobernador por haber innovado junto con su equipo la forma de hacer campañas políticas. Firmar compromisos ante notario público fue la fórmula inequívoca para lograr la confianza de los electores. Escuchar, comprometerse y cumplir.

Otra muestra de destreza política, la dio en 2009, año en que otras fuerzas políticas ya lo perfilaban, con menos de 4 años como gobernador, como el enemigo a vencer. No sólo a nivel local, sino nacional, incluso el adversario fuerte más allá de el PRI como partido. Esto quedó evidenciado en los mensajes de campaña, que lo atacaban directamente a él. ¿Su respuesta? Permaneció al margen de esta campaña, no solo como lo dicta la ley, sino que también evitó ensuciarse con un proceso electoral que le era ajeno.

Ese año estuvo marcado por la caída del llamado “corredor azul” en las elecciones municipales del Estado de México, pues los municipios del Valle de México considerados bastión del PAN, pasaron a manos del PRI. Fue aquí cuando demostró que, además de carisma e imagen, el originario de Atlacomulco tenía destreza política.

Uno de los asuntos espinosos durante el sexenio de Peña Nieto como gobernador fue el de los feminicidios; fueron muchos los medios de comunicación y asociaciones civiles los que promovieron la idea de que el Estado de México era en el que más se cometía este delito. Hábil, Peña Nieto supo escuchar las voces críticas y durante su gobierno, se creó el servicio telefónico gratuito “Línea sin violencia”, pero además se llevaron a cabo Foros especializados y se modificaron leyes para combatir lo que intentaba ser un arma contra su gobierno. Entre otras medidas, el feminicidio fue tipificado como delito.

En 2011 llegó el momento de la sucesión. Algunos acusaron en Peña Nieto la tentación “familiar” de colocar a su primo en la línea directa al gobierno del Estado de México. Conocedor de la vida pública, con instinto político incuestionable, apoyó una candidatura de unidad. Quien reunía mayor respaldo social y político era Eruviel Ávila, quien demostró al final haber sido la mejor elección al obtener 2 de cada 3 votos.

Éstas son algunas de las coyunturas en que el ex gobernador del Estado de México no solo salió bien librado, sino que demostró en lo qué es bueno: en la estrategia política. Y no es casual que las encuestas lo siguen colocando con más de 20 puntos de ventaja sobre sus contrincantes.

Contrario a lo que muchos nos quieren hacer creer, el mayor desafío de Enrique Peña Nieto no es el que viene en el corto plazo, durante la campaña; muy probablemente lo será cuando sea el próximo presidente de México. Pero con su trayectoria y su perfil, está demostrado que tiene todo para marcar un hito en la historia nacional, como bien lo podemos concluir al leer su libro “México, la gran esperanza”, donde no sólo se hace un diagnóstico de la realidad nacional sino que se presentan soluciones concretas y puntuales. En todo caso, el proyecto de Peña Nieto es público, discutámoslo.