Equivocado, valorar obras de arte por su alto precio: Vicente Rojo

El artista mexicano de origen español Vicente Rojo afirmó que valorar las obras de arte sólo por los altos precios que pueden alcanzar en las subastas es un “camino falso” y recomendó a los jóvenes a crear obras que los dejen contentos.

“El éxito económico es una categoría cambiante y no fiable. Los precios se fijan en las subastas, y es siempre el criterio de una persona que tiene mucho dinero y lo quiere invertir en obras, me parece que es un camino falso”, dijo el artista al comentar sobre su exposición “Salón de la Fama”.

Rojo insistió en que enfocar la obra artística solo por su precio es totalmente “limitante” y recomendó a los jóvenes artistas a desarrollar su trabajo principalmente en temas “atractivos para ellos”.

A su juicio, si los artistas “deben hacer alguna cosa por encargo y ésta les aburre, lo mejor es dejarla de lado”.

El mexicano, que ha desarrollado una extensa obra como pintor, escultor y diseñador gráfico, afirmó que los jóvenes deben estar seguros y contentos con el trabajo que hacen, pero sobre todo “estar convencidos de que eso es lo que quieren hacer”.

El también diseñador gráfico aconsejó a los nuevos creadores alimentar su espíritu con la pintura, escultura y arquitectura de los grandes maestros.

Rojo nació en 1932 en Barcelona, España, y ahí realizó estudios de escultura y cerámica antes de llegar en 1949 a México, donde estudió pintura y tipografía. En 1960 participó en la fundación de la editorial Era, de la que fue director artístico.

Es sobrino del general Vicente Rojo Lluch, un destacado jefe republicano español que se opuso al alzamiento del dictador Francisco Franco. Fundó y dirigió varias revistas como “Artes” y “México en la Cultura”, y participó en el diseño gráfico de otras publicaciones como “Plural” y “Artes Visuales”.

En 1991 recibió el Premio Nacional de las Artes que otorga el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), ganó la Medalla al Mérito en las Bellas Artes que le concedió el Gobierno español, y también obtuvo un doctorado “honoris causa” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Fuente: Milenio