Nos quedamos en que en esta segunda parte íbamos a hacer un servicio a la comunidad dando útiles y sencillos consejos para convertir a un (a) besador (a) mediocre en alguien por lo menos medianamente besable (los milagros se hacen en la Villa, no en este blog querid@s).
No voy a poner una categoría de besos: que si el del esquimal, el francés, el filipino ni ningún otro gentilicio relacionado. Se trata de escribir los errores más comúnes y dar unos sencillos tips para que todos salgan ganando. Si tú tienes a tu lado a un mal besador (a), hazle llegar esta colaboración de forma anónima.
¿Eres mal besad@r? Primero, lo primero, repite conmigo 10 veces: no soy un caracol, no soy una aspiradora y no soy una aplanadora; no soy un caracol, no soy una aspiradora y no soy una aplanadora y así… ¿ya? Ahora repite otra frase que te servirá como mantra: poco a poquito todo me sale bien, poco a poquito todo me sale bien. Muy bien, haz empezado a cruzar el puente.
Verás, en el beso el tamaño no importa. Si tienes la lengua grande o pequeña nadie te va a juzgar, no es necesario que tengas una lengua chiquita pero campanera, se trata de saberla usar. Eso de que los besos mientras más babosos, más sabrosos, no es verdad.
Recuerda, no eres el caracol que va por el sol y en cada ramita lleva una flor. La lengua es un instrumento poderosísimo (NO DE TORTURA) así que como toda arma nuclear debes usarla con cuidado. Una ohdiosa que me escribió en mi facebook nos manda una recomendación de oro: “hay que iniciar suavemente el contacto e ir subiendo poco a poco la intensidad”.
Otra cosa, por favor evita que la lengua salga de la boca; el perro que todo mundo trae adentro llévalo a la perrera, no se trata de lamer toda la cara de tu amad@.
También tengo que recordarte que no eres la devoradora Koblenz, la succión de los labios y de la lengua tiene que ser suave, despacio y ¿qué me dices de la presión? También tiene que ir aumentando poco a poco, no se trata de aplanar la boca ni el rostro, tiene que ser término medio. Además mueve un poco la cabeza, ladéala de un lado a otro, no te quedes como si estuvieras jugando a las estatuas de marfil. ¿Abrir o cerrar los ojos? Ese es un gusto personal, pero si eres de los que mantiene abiertos los ojos que no sea con esa mirada de pervertid@ por favor.
Algo muy importante es el sabor del beso. Nada es más desagradable que besar a alguien que fuma, cuando la otra persona no lo hace; o a alguien que acaba de tomar o comerse unos camarones al mojo de ajo. Aggghhh que Dios nos agarre confesados, pero entonces ¿se trata de renunciar al beso? ¡No! pero por vida tuya una mentita refrescante salvará tu alma y la de tu amad@.
Algo aún más directo es preguntarle a tu pareja qué tal besas, pero ojo, no se trata que le digas: ¿Oye, beso mal? Porque como vimos en la primera parte de este texto, nuestra tendencia es a ser políticamente correctos entonces lo más seguro es que no responda. Mejor pregunta de una forma indirecta: “Me parece que a veces te babeo/te presiono/te succiono demasiado, ¿no?”, te sorprenderás de la repuesta, así que mejor vete preparando.
Una ohdiosa con la que platicaba hace unos días me hacía una interesante observación y es que las chicas de la vida galante evitaban los besos seguramente para no tener intimidad o cercanía. Claro, si a estas prestadoras de servicio les hubiera tocado como clientes algunos de los chicos a los que me ha tocado besar, seguro se hubieran muerto de la risa y se hubieran dado cuenta que no había ningún peligro de enamorarse.