El acoso desde las redes sociales en el mundo escolar, de la mano de la telefonía móvil, han dado una nueva dimensión al fenómeno, adoptando la denominación de ciberbullying; la realización de actos repetidos para causar daño por medio de las nuevas tecnologías, en especial, teléfonos móviles e Internet.
Las redes sociales están especialmente expuestas a esta problemática debido a sus propias características:
La facilidad de permanecer en el anonimato (utilizando perfiles falsos).
La facilidad de poder comunicarse con un grupo cerrado de personas.
La posibilidad de usar todas las herramientas que utiliza el acosador dentro de un mismo interfaz (mensajería instantánea, mensajes a móviles, perfiles falsos y difusión contralada de los mensajes difamadores).
El gap generacional entre los “nativos” digitales (menores) y los “inmigrantes” (padres y profesores) que no están, en absoluto, familiarizados con la tecnología utilizada.
El ciberbullying, por otra parte, puede manifestarse a través de distintos comportamientos:
1. Injurias / agravios: Peleas online utilizando mensajes electrónicos con un lenguaje vulgar y enojado.
2. Acoso: Por ejemplo, enviando reiteradamente mensajes insultantes, hirientes o crueles.
3. Denigración: Abrirse cuentas simulando ser otras personas con el objetivo de humillarlas; enviar o difundir cotilleos o rumores sobre una persona para dañar su reputación o amistades; difundir comentarios o fotografías falsas, hirientes o crueles invitando a otros a hacer lo mismo o para comentarlas.
4. Suplantación: Pretender ser otra persona y enviar o difundir material para poner a dicha persona en problemas, peligro o para dañar su reputación y amistades.
5. Artimañas: Hablar con alguien para que revele secretos o información embarazosa y luego compartirla online.
6. Exclusión: Apartar intencionada y cruelmente a alguien de un grupo online.
7. Acechar: Relacionado normalmente a una relación íntima problemática, injuriar o denigrar repetidamente a una persona incluyendo amenazas o asustándola.
Si detectas que eres víctima considera lo siguiente:
No eliminar ninguna evidencia del acoso (mensajes SMS, correos electrónicos, vídeos, fotografías…). En estos casos, el menor siempre tiene acceso de alguna forma a la información utilizada para perjudicarle.
Tratar de identificar al acosador. Bien por medios técnicos o bien a través del grupo de amistades en el que se ha producido la situación.
Denunciar los hechos, y si se ha producido en el entorno educativo, adicionalmente habrá que informar a la escuela, contactar con los padres del agresor y recurrir a especialistas en el tratamiento del acoso escolar.