A los siete meses de vida de Prinsa, sus padres comenzaron a notar un crecimiento extraño en el cuerpo de la pequeña, por lo que llevaron a su hija a un hospital.
Los médicos determinaron que se trataba de su gemelo “parásito”, es decir que un feto crecía en su interior por lo que necesitaba ser intervenida quirúrgicamente para extraerlo.
De acuerdo con The Sun, el feto de 130 gramos se alojaba entre los intestinos de la bebé y sus riñones.
Cabe mencionar que en el mundo solo hay 200 casos de esta extraña condición.