Tiene como objetivo reducir la migración ilegal, ayudar a integrar a los migrantes y devolverlos a sus países de origen.
Los Estados Unidos de Norteamérica fue uno de los países que se opusieron al pacto, sin embargo el 85 por ciento votó a favor en las Naciones Unidas; por lo que acordaron un amplio pacto no vinculante para garantizar una migración segura, ordenada y humanitaria.
El ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, anunció la decisión en su calidad de anfitrión de la conferencia celebrada por Naciones Unidas en Marrakech. No hubo una votación formal.
“La migración no regulada tiene un costo humano terrible: vidas perdidas en peligrosas travesías de desiertos, océanos y ríos; un costo en vidas arruinadas por contrabandistas, empleadores inescrupulosos y otros depredadores”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
“Más de 60 mil migrantes han muerto en los desplazamientos desde el año 2000”, dijo.
Entre los críticos del pacto destacan políticos europeos derechistas, que dicen podría aumentar la inmigración procedente de países africanos y árabes. Al menos seis miembros de la Unión Europea, en su mayoría en la antigua Europa comunista del Este, han rechazado el acuerdo.