Google y Facebook, el precio de la privacidad

Por un lado, son útiles. ¿Necesita información? Google tiene más de la que usted puede procesar. ¿Quiere seguir en contacto con sus amigos? Facebook elimina la necesidad de siquiera discar el teléfono.

Sin embargo, el costo de este matrimonio de conveniencia parece ser que es nuestra privacidad.

La semana pasada un comisionado para la ciudadanía de la Unión Europea hizo pública su preocupación sobre cómo las firmas de internet comparten información, y anunció los planes de la UE para revisar las actuales leyes de datos.

Al otro lado del Atlántico, una comisionada para la privacidad en Canadá criticó la llamada publicidad a medida.

En los Estados unidos, la Comisión de Comercio Federal publicó un informe sobre las configuraciones de privacidad de Facebook y concluyó que la red social está llevando una “injusta y decepcionante” práctica.

Ésta es una actitud bastante dura en reguladores que han sido por tiempo muy criticados por ser demasiado laxos a la hora de pedir a estos servicios que rindan cuentas sobre su privacidad.

¿Mal necesario?

Esto sugiere que en 2012 podría verse un cambio en el balance de poder entre estas compañías de internet y los ciudadanos.

Uno de los puntos más conflictivos en nuestra relación con ellas es la publicidad, que a muchos resulta enojosa. Sin embargo, el dinero que genera esta publicidad lo convierte en el efecto secundario inevitable del uso de estos servicios en la red.

El sueño de los publicistas es disponer de toda esta información que comparte la gente a través de internet cada día. Desde las transacciones que hacemos, los pensamientos que tenemos, nuestra lista de deseos en páginas como Amazon, es para ellos una tormenta perfecta de datos.

Esta información la consiguen a menudo a través de las direcciones IP, historiales de búsqueda, compras en internet, tiempo invertido en determinadas páginas, artículos leídos y desde qué país, en ocasiones extraído de aplicaciones GPS en dispositivos móviles.

Pero los consumidores tienen poca idea de cómo estos datos están siendo empleados, dicen los expertos.

“La gente que comparte datos a menudo no lee las normas de privacidad. Tendrían que estar mucho mejor escritas ya que usualmente son largas y complicadas”, dice Viviane Reding, portavoz de la Comisión Europea para la Ciudadanía.

Reding está muy interesada en cómo las firmas de internet usan la información. La Unión Europea está trabajando actualmente en dos proyectos de ley al respecto para mejorar la situación actual.

La primera es conocida como la ley “cookie” porque está específicamente dirigida a esas piezas de código que se emplean para rastrear el comportamiento en internet.

Las cookies permiten, por ejemplo, que publicidad que estaba en páginas de internet visitadas con anterioridad de repente aparezcan en pantalla.

Reding también pretende revisar el modo en que las firmas de internet emplean los datos. Una nueva directiva sería aprobada en enero.

La medida obligará a las compañías de internet a ser mucho más explícitas sobre la información que se comparte con las empresas de publicidad.

Fuente: BBC