En las oficinas del Programa Mundial de Alimentos el Papa Francisco dijo el a miles de empleados y diplomáticos de la ONU que es una extraña paradoja que la comida no pueda llegar a aquellos que sufren por la guerra, pero en cambio las armas sí llegan.
“Mientras las ayudas y los planes de desarrollo son obstaculizados por incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no; no importa de donde provengan, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo”, declaró el pontífice.
La agencia de Naciones Unidas provee ayuda a 80 millones de personas en unos 80 países.
“Dejémoslo claro, la falta de alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente. Que hoy en pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y mala distribución de recursos, a una mercantilización de los alimentos”, fueron las palabras del Papa.