Sin duda alguna, uno de los grandes problemas que enfrenta México es el de la pobreza, con ella, el Hambre es la arista más deprimente y más injusta que podemos enfrentar, por lo que la Cruzada Nacional contra el Hambre se define como el programa integral más ambicioso de desarrollo social.
Definitivamente el hambre y la pobreza extrema no se acabarán con más dádivas o mejor coordinación entre los programas sociales existentes y todas las secretarías, es imperante que venga acompañada de un esquema que genere empleo y justicia social, que permita una redistribución de recursos entre la población más marginada del país, para que puedan salir de la miseria lacerante.
El problema del hambre se está encarando de frente y llamándolo por su nombre, reconociendo que la ampliación de programas sociales en las administraciones no ha significado la reducción de la pobreza y que si no están estructurados en una estrategia de generación de empleos y de un campo productivo y digno, no tendrán la viabilidad correcta.
En una primera fase la cruzada atenderá a 7.4 millones de mexicanos en pobreza extrema y con carencia alimentaria, localizados en 400 municipios del país, la estrategia incluyó lograr una amplia convocatoria social, organizar los bancos de alimentos y de donaciones, establecer un fondo de trabajo solidario para aquellos que quieran destinar parte de su tiempo a esta gran Cruzada Nacional contra el Hambre y trabajar con especialistas en alimentación, nutrición y pobreza.
El decreto contempló la creación de un Comité Intersecretarial, un Consejo Nacional de la Cruzada así como comités comunitarios, integrados por beneficiarios de los programas sociales, esta parte es fundamental ya que se busca que dejen de ser sujetos pasivos que sólo reciben apoyo para volverse activos y participar en la transformación de su comunidad para salir de la pobreza, se tiene que buscar a toda costa que no sea un programa asistencial.
Equivocado está aquel que ve la Cruzada Nacional contra el Hambre como un espectáculo mediático, como estrategia electoral o como un simple paliativo asistencial, la Cruzada Nacional contra el Hambre busca y requiere la participación activa de la sociedad civil, esta participación es el mejor candado posible para evitar sospechas o actos indebidos.
Los ciudadanos podemos, y debemos, convertirnos en actores y vigilantes de la Cruzada, hacerla nuestra, por su parte, el Gobierno Federal, como lo ha hecho en el caso del Estado de Veracruz, separar de su cargo a todo aquel funcionario que pretenda lucrar para beneficio personal o electoral con los programas federales.
Más allá de la bulla mediática, de los presuntos delitos cometidos, que definitivamente debe de ser aclarado y en su caso condenado, es la generación de todo un ambiente de duda nebulosa de la ciudadanía ante uno de los programas más loables de esta administración, ahí radica el verdadero daño.
Las críticas y descalificaciones de aquellos a quienes ocupa y preocupa la política y las elecciones como menciono el Presidente Peña Nieto, se pueden sortear, lo que no podemos permitir es que existan dudas ciudadanas, porque perderíamos uno de los pilares más importantes de la Cruzada, su participación.
Ahora bien, llevar esta situación a poner en riesgo el Pacto por México, está completamente fuera de lugar, el Pacto no es moneda de cambio, ni válvula de escape para las presiones internas en el liderazgo del PAN.
Datos duros:
Enrique Peña Nieto: “En la construcción de un México incluyente, combatir la pobreza extrema y erradicar el hambre es el objetivo central del Gobierno de la República”.
Luiz Inácio Lula da Silva: “El hambre existe no por falta de dinero, no existe por falta de producción, no existe por falta de tecnología. El hambre existe por falta de vergüenza de los gobernantes en el mundo”.
Ni justo, ni correcto, ni valido, al contrario, es infame y mordaz lucrar con el hambre del ser humano.
Lic Rafael Zaga @razagave