¡Historia de terror en un vestidor! Diario maternal…

Estoy en esa etapa en la que alguna de mi ropa me queda pero ya muy justa, los pantalones me incomodan y los bras que tengo ya no son adecuados, pero aún no me cambia totalmente el cuerpo para buscar ropa 100% de maternidad.

Nunca ha sido una de mis actividades favoritas comprar ropa y ahora en este estado me parece una misión casi imposible. He recorrido varias tiendas aún sin éxito. Mi primer intento por encontrar algo cómodo en ropa interior fue desafortunado.

¿Han visto que la ropa interior de maternidad en su mayoría es espantosa? ¿Lo cómodo tiene que ser feo? ¿Será que siendo mamá debes perder el glamour? Y así, sin saber que probarme, voy al vestidor de una tienda con un par de brassieres horribles de maternidad y a medio cambio, me apagan la luz y me dicen que ya han cerrado la tienda. ¡AH! ¡Me he quedado a medio vestir (o a medio desvestir, como se quiera ver) a oscuras y con un bra espantoso puesto! ¡Que miedo!

Yo tomando nota

Desde que estoy embarazada he recibido consejos, comentarios, recomendaciones y sugerencias de todo tipo que he agradecido profundamente por el aprendizaje que me han dejado, no sólo para ésta etapa sino para la vida. Algunos están para el anecdotario de las historias de miedo sobre el embarazo; otras más, dignas de confrontarlas por ser replicadoras de viejos esquemas e ideas machistas sobre la mujer y el embarazo; algunas muy idílicas para mí gusto (la verdad pienso al embarazo como la vida misma, de muchos colores y sabores no sólo rosa y dulce) y las más, muy prácticas y aplicables, sin duda todas muy útiles.

Es increíble sentirse tan acompañada por otras mujeres que ya han sido mamás y solidariamente te cuentan lo que les funcionó o no. Sentir cerca a quienes están lejos pero que contribuyen a tu formación como mamá. ¡Mil gracias!

Dos cosas me dijo mi suegri y yo tomé nota: “De lo que te digan toma lo que te funcione y lo demás deséchalo, no pelees, no confrontes, di que lo harás y ya” y “no comas por dos, ni todo lo que se te antoje, ni te justifiques en que estás embarazada, tienes al niño y luego la que se queda con los kilos de más eres tú”.

Mi doctor dijo que podía seguir corriendo (ya tengo cuatro años haciéndolo), sólo que no hiciera velocidad y que en el momento que me sintiera sofocada bajara el ritmo y sobretodo que cuidara mí alimentación. Un gran amigo me dijo que tomara todo lo que viniera con la mejor actitud.

Y así estamos, cuidando la alimentación (claro también me he dado uno que otro gusto y he sido afortunada porque no me han atacado los “antojos”) y hasta el momento el doctor dice que vamos bien con el incremento de peso; corriendo los días que el cansancio me deja y contribuyendo con eso a mi salud y al bienestar del bebé, tomando nota de todos los comentarios y tratando de mantener la mejor actitud a pesar del clima, las hormonas y demás delicias de la vida y de esta etapa.

Así, como en un sueño, se están cumpliendo las 20 semanas. ¡La mitad de esta increíble aventura llamada embarazo!

Todo empieza a ir mejor y mejor y yo, tomando nota y en la búsqueda de ropa de maternidad.

Muchas gracias por acompañarme en esta aventura.