Daniel Hudek era uno de los pasajeros en un vuelo de Delta Airlines que iba de Seattle a Tokio.
El joven tenía un asiento en Primera Clase y, apenas uno hora después del despegue, se levantó y se metió al baño que estaba hasta adelante. A los pocos segundos, salió, le preguntó algo a una azafata y volvió a entrar al baño.
La segunda vez que salió del sanitario, el chico se lanzó directo a la puerta que está al frente de la aeronave y se dispuso a abrirla.
Dos de los auxiliares del vuelo intentaron detenerlo reventándole botellas de vino en la cabeza, pero él no se inmutaba y hasta gritaba, “¿Tú sabes quién soy yo?”.
Por fin, con la ayuda de otros pasajeros, lograron esposarlo y el vuelo se dispuso a regresar a Seattle, donde el sujeto fue detenido.
Ahora, Hudek se encuentra acusado por interferir con el trabajo de la tripulación, el cual es un cargo federal y es castigado con 20 años en prisión.
Daniel es hijo de una trabajadora de la aerolínea y durante las investigaciones sus familiares han asegurado que es un buen chico; nadie sabe aún con certeza qué lo motivó a hacer esto.