Por favor no esperen que el tono de este artículo sea amable, ni tampoco muy políticamente correcto. Escribo llena de indignación, de rabia y de vergüenza ante la toma de protesta de Julio César Godoy. Todo parece una escena salida película chafa de bajo presupuesto: el medio hermano del gobernador de Michoacán, que tiene orden de aprehensión por tener vínculos con el narcotráfico, entra escondido en una cajuela a la Cámara de Diputados, burlando el cerco de seguridad que montó la Policía Federal. Por fin, después de tantos obstáculos – después de todo, se tardó un año en llegar a San Lázaro – flanqueado por sus compañeros de bancada, llega frente al Presidente de la Cámara y dice: “Sí, protesto”.
Yo también protesto, señor Godoy. Protesto por el cinismo que muestra al presentarse en el recinto legislativo para fungir como servidor público, cuando la justicia lo busca por estar vinculado con “La Familia”. Protesto porque, además, el PRD, que es el partido al que pertenece, lo apoya y lo defiende; al abrazo de la bancada perredista de Michoacán al terminar esta charada lo prueba. Y ni qué decir de Leonel Godoy, que se atreve a decir que se trata de un “acoso inusual”.
Protesto porque veo con tristeza lo que ya sospechaba desde hace tiempo: el PRD dejó ya de ser una alternativa política, para convertirse en una cueva de grillos y sabandijas. Protesto porque veo que sus líderes no tienen ningún interés en este país, sólo están interesados en sacar el mayor provecho político en cada situación. Están más preocupados en rechiflas y descalificaciones, que en gobernar. Navegan con bandera democrática en donde les conviene, pero permiten que criminales los representen en la Cámara de Diputados; no tienen ningún problema con que se utilice el fuero político para proteger a delincuentes del peso de la ley.
Lo que sucedió hoy a medio día en San Lázaro fue un circo, un circo barato y mal hecho que constituye una falta de respeto a todos los ciudadanos de México. Y por eso también protesto: por la poca seriedad que mostraron hoy algunos ante la responsabilidad ciudadana que se les encomendó, por la farsa en la que han convertido a nuestra clase política.
Dicen algunos que cada pueblo tiene el gobierno que se merece; estoy en desacuerdo, pues me queda claro que ningún mexicano merece tener a Julio César Godoy, un criminal, como representante en la Cámara de Diputados, ni un partido político que respalde este hecho indignante.