Inyecciones simples de bótox provocan consecuencias graves en el rostro de una estadounidense, así como dolorosas cirugías correctivas y la pérdida de un ojo.
Carol Bryan nunca se imaginó que un procedimiento cosméticos simple la condujera a estas consecuencias, al grado en que pensó en un momento quitarse la vida.
Aún cuando ya había hecho este procedimiento en ocasiones anteriores desde que estaba en sus 30, a la edad de 47 años decidió atenerse a otro tipo de procedimiento que “repara” la falta de volumen en distintas partes de rostro, con la finalidad de que la piel se vea más joven, menos flácida a causa del envejecimiento.
Sin embargo, dos tipos distintos de tratamiento que le hicieron en áreas de la cara en las que no se debería realizar, provocaron que su rostro se viera con moretones e hinchada, y, según quienes la atendieron, eran sólo efectos secundarios de las inyecciones.
Lo que no se imaginaban era que tres meses después del procedimiento empezó a empeorar. Fue a correcciones del tratamiento, pero sólo causaron mayores problemas, al grado en que perdió la vista de uno de sus ojos de manera permanente.
“Sentía que tenía la cabeza tan inflamada que parecía un monstruo. Mi frente se veía enorme, muy pesada, por lo que incluso cubría parte de mis ojos y me impedía ver bien”.
Finalmente, su hija intervino y la forzó a buscar ayuda. Incluso después de diez años de procedimientos correctivos y de un dolor indescriptible, esta situación la llevó a un cambio en su vida que no se hubiera imaginado: ahora, feliz de estar viva, encabeza el programa Saving Face como directora de Face2Face Healing, una organización que se encarga de alertar sobre posibles desfiguraciones causadas por este tipo de procedimientos.
Al final, Bryan comenta que aunque ella nunca más se sometería a otro procedimiento cosmético, no está en contra de que otros lo hagan. No obstante, les solicita a cada paciente que se aseguren de que se acerquen a doctores que consideren tanto su bienestar físico, como mental.
