Javier Sicilia: abarca mucho, aprieta poco

Ayer recibimos la noticia de que Javier Sicilia, que encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, unió esfuerzos con el actor Diego Luna para enviarle una petición al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para que frene el tráfico ilegal de armas a México.

El Gobierno estadounidense calcula que entre 2004 y 2008 cerca del 84 % de las armas incautadas en escenas de crímenes en México provenían de Estados Unidos.

Esta es una demanda que ya han hecho varias organizaciones de ambos países. Sin embargo, el hecho de que ahora también Sicilia se involucre en este tema, es motivo de reflexión.

El activismo del poeta Sicilia, comenzó tras el asesinato de su hijo Juan Francisco en marzo pasado. Su consigna de “Estamos hasta la madre” se contagió a todo el país, que marchó en más de una ocasión con él exigiendo al gobierno federal protección a la población civil, transparencia e impartición de justicia y la famosa renuncia de Genaro García Luna.

Hasta aquí, todo hace sentido. Lo que vino después es lo que confunde.

La siguiente causa que encabezó Sicilia fue la de la Reforma Política. Incluso acudió a la Cámara de Diputados a confrontar a los legisladores sobre temas como la reelección legislativa y las candidaturas ciudadanas. Sicilia fue recibido; fue escuchado por los coordinadores de bancada, quienes, por momentos, incluso se vieron intimidados por el poeta.

Algunos legisladores, molestos por la importancia que se le dio a Sicilia en la discusión de esta reforma, le pidieron que “se informara” antes de hacer exigencias a los diputados y senadores.

Ahora, su nueva causa es el tráfico de armas.

Nadie duda que las intenciones y la causa de Sicilia son loables, pero, ¿cuál es la causa de Sicilia? ¿La seguridad pública? ¿La reforma política? ¿El tráfico de armas? Son muchos los especialistas en estos temas que ya se están preguntando: “¿Qué hace un poeta hablando de candidaturas ciudadanas?

La percepción generalizada es que Javier Sicilia ha caído en un “hiper activismo”, y que abandera cualquier causa con la que se encuentre. Debe tener cuidado, pues esto tiende a disminuir su credibilidad; y aquellos que se han identificado con él, más tarde que temprano acabarán por preguntarse si sus causas son verdaderas, o si solamente es el blanco de oportunistas que buscan una cara visible para promover sus intereses.