Quién podría atreverse a negar la validez de José Alfredo Jiménez. Es indudable que una gran parte de la identidad mexicana la constituyen sus canciones.
El compositor de “Paloma Querida” representa, tanto para sus habitantes como para el extranjero, un referente íntegro de identidad nacional.
Estas tierras han dado personajes memorables que destacan por su talento, José Alfredo Jiménez es un ejemplo.
El cantautor, oriundo de Guanajuato, permanece en el tiempo como uno de los grandes músicos y compositores de todos los tiempos. La lírica que creó prevalece intacta, dado que fue capaz de crear un sentido de identificación con el común de la gente. La temática es eterna: el amor. El amor como propósito, como duelo, como sentido. Dicho proceso de identidad se funda en un profundo y sincero sentimiento; existe pues, la transparencia en las canciones de ‘Alfredito’-como lo llamaban sus amigos-.
Resulta fácil digerir la creación de José Alfredo, porque el clamor de su obra está hecho para la adopción. ¿Quién no ha sentido como propias sus canciones? ¿Quién no ha experimentado el cosquilleo de un “pero sigo siendo el rey”?
Lo grandioso de José Alfredo no fue sólo su gran calidad en creación musical, sino haber logrado conservar el ímpetu mexicano; así mismo, le otorgó un valor único que da a la mexicaneidad un lugar privilegiado en cuanto a tradiciones y costumbres se refiere.
La primera plana