Rachel Gow, de 29 años, originaria de Londres, se quitó la vida por estar sumamente deprimida ya que no estaba casada y estaba próxima a cumplir los 30 años.
Antes de quitarse la vida, le mandó un mensaje de texto despidiéndose a su novio Anton Tsvarev, su novio de 30 años, además afirmó que le daba pavor que la dejara.
“Él se mudó a casa de la mujer y aunque tuvieron problemas como todas las parejas, ella quería casarse” dijo un testigo en la corte sobre la pareja.
Anton declaró: “Su cumpleaños número 30 y el mío, además del aniversario de la muerte de su madre fueron cosas que la presionaron emocionalmente”.
“Ella sentía que no estaba en el lugar que debería de estar. Ella decía que ya debería de estar casada y con hijos y que sus hermanas tenían una mejor vida” mencionó el joven.
Richard Taylor, forense del caso, dijo que Rachel investigó como quitarse la vida de distintas formas, e hizo partícipe de su deseo a Anton, quien no le prestó mayor atención.
Luego de una discusión de pareja, la mujer se quedó sola en su casa y por la noche cuando volvió su novio, la encontró en el piso muerta, intentó revivirla sin éxito alguno.
Se confirmó que la joven murió por hipoxia tras inhalar helio.