Delincuencia, inseguridad, problemas económicos y violencia intrafamiliar, entre otros, son factores que provocan desórdenes emocionales como ansiedad, depresión y estrés, sobre todo a la población más joven del país, informó Amalia Guadalupe Cotero, profesora investigadora del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud del Instituto Politécnico Nacional.
Informó que esta situación se incrementado de manera sensible en la población infantil y juvenil, por lo que urgió la intervención de las instituciones de salud y educativas para atenderlos y canalizarlos, con el propósito de que reciban la atención oportuna, propiciar una medicación supervisada y mejorar su calidad de vida.
La académica planteó que ese tipo de trastornos requieren de la atención profesional de terapeutas, que pueden ofrecer un tratamiento científico e inhibir consecuencias perniciosas como una conducta insana del individuo.
Explicó que daños emocionales que presentan niños y jóvenes deben tener una adecuada valoración neurológica, con base en exámenes de tomografía, encefalograma y pruebas psicológicas, a fin de conocer la forma en que un infante percibe su entorno y la medida en que afecta el medio familiar, escolar y social inmediato.
La investigadora de la unidad Santo Tomás del IPN dijo que una vez obtenido el diagnóstico, se puede recetar el uso de medicamentos neurológicos y una terapia emocional.
Fuente: Milenio
