Los rebeldes de Libia tomaron el palacio Bab Al-Aziziya, fastuoso centro de operaciones desde donde el dictador Muamar el Gadafi dirigía su nación. Al dictador le encantaba usar su impresionante complejo para presumir del poder que ejercía sobre los suyos y de la inmunidad que la comunidad internacional le había concedido.
Ahí, los rebeldes encontraron tesoros y extravagancias. Por ejemplo, un sofá de oro engalanado con una sirena en el respaldo para su hija, la top model de África, o piezas exclusivas de su vestuario, en concreto un sombrero militar que se podría calificar, cuando menos, de ostentoso.
Pero lo más sorprendente es un álbum de fotos lleno de retratos de la ex-secretaria de Estado del presidente Bush, Condoleezza Rice, lo cual fue calificado por una portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, como “extraño” y “perturbador”.
Cabe recordar que Gadafi solía lllamar a la estadounidense como Lezza, aunque el diminutivo que usan sus amigos de verdad es Condi. Ella misma tuvo la oportunidad de oírlo en persona cuando, en 2008, hizo una inaudita visita a Libia bajo el pretexto de que “Estados Unidos no tiene enemigos permanentes”.
Durante su visita al Bab Al-Aziziya, Condoleezza Rice recibió de Gadafi un anillo de diamantes, un laúd, un broche con la cara de Gadafi grabada y una copia de un libro escrito por el líder libio. En total, un regalo de 212 mil 000 dólares.
¿Alguna duda sobre la fijación del Gadafi por la dulce Lezza?