Por Daniela Leal.- Cuando escuchamos la palabra mayo, de inmediato pensamos en el Día de las Madres, una de las fechas más significativas en el calendario.
Mucha algarabía y emoción hay en torno a esta celebración, todo eso sucede porque en verdad no hay amor más sincero e incondicional que el de una madre.
Hay muchos tipos de mamás: la que no dio a luz, pero cuida a su hijo como propio, la que valora mucho la maternidad porque batallo mucho para concebir, la guerrera que cuida a un hijo con discapacidad, la madre soltera; en fin, muchas situaciones diferentes, pero hay un tipo de madre muy particular: “La mamá de su mamá”.
Sí, existen madres que con el paso el tiempo, por enfermedad, intercambian papeles con su hija y terminan siendo cuidadas, alimentadas y hasta bañadas.
Este artículo es para hablar de esa gran labor que desempeñan las hijas que cuidan a sus madres enfermas.
No es una tarea fácil, por naturaleza la situación es al revés, la madre tiene el sentido de protección y el amor suficiente para cuidar a sus hijos; las madres mexicanas en particular, son ejemplo de lucha y de que son capaces de todo por los suyos.
Pero ¿qué sucede cuando al envejecer la madre se enferma? Es entonces cuando la hija, siendo ya una mujer mayor, es tan fuerte y ama tanto a su madre que puede hacerse cargo de ella como si fuera la madre.
Normalmente, la vida de la hija entra en crisis, tiene que dejar todas sus prioridades personales para poner a la madre en primer lugar, ante toda adversidad, ahora es cuidadora de su madre.
Es respetable y admirable la fuerza de esas mujeres que cuidan a su madres enfermas.
Esta labor implica mucho cansancio físico, al tener que darle de comer, cambiarle los pañales, bañarla; es mucho más cansado que atender a un bebé, por el tamaño de la persona y porqué el bebé, tarde que temprano, crece y se va convirtiendo en un ser independiente. Con un enfermo pasa lo contrario, cada día se va deteriorando más y más.
Este tipo de madre, la hija mamá de su progenitora, es muy común en la sociedad mexicana, pocos hogares cuentan con los ingresos para poder pagar un asilo o una enfermera, así que todos los cuidados están a cargo de la hija.
Las hijas que cuidan a sus madres merecen un reconocimiento, un aplauso y, sobre todo, algunas palabras de motivación de nuestra parte.
Hija que cuidas a tu madre enferma:
Queremos decirte que eres admirable, por ahora, tal vez no logres entender el porqué de esta difícil situación de vida te tocó a ti, pero lo que sí podemos decirte es que en el futuro sentirás una enorme satisfacción del deber cumplido, podrás contar tu historia a todas las personas, porqué esto que está sucediendo te hace una mujer más fuerte, más madura, más sabía y más sensible al dolor de los demás.
Sigue adelante, no dejes de apoyar y cuidar con amor a tu madre, en su momento ella también lo dio todo por ti, ahora es tu turno de brindarle esa agradable sensación de protección, que no tiene precio.
Por todos los esfuerzos que haz hecho y por ese amor intenso que sientes por esa mujer, mereces que te llamen Mamá de tu Mamá.
¡Feliz día de las Madres!