La historia del Cirque du Soleil, de la calle a la riqueza

En los cavernosos cuarteles del Cirque de Soleil, ubicados en las afueras de Montreal, cerca de un vertedero de basura, modestos edificios de oficinas hacen un buen trabajo enmascarando el circo que contienen.

Pero al atravesar la puerta principal, el primer consejo para los visitantes es el siguiente: “No intenten esto en su casa”.

No es sencillo saber exactamente qué es lo que uno no debe intentar. ¿Saltar de un trampolín disfrazado de cama, sumergirse desde un trapecio en unos baldes de espuma, transformar en un zapato de ballet en un estilete, o tejer más de 150 kilómetros de tela y transformarlos en trajes capaces de resistir el agua y el fuego?

En casi todo turno de trabajo, más de 2.000 de los 5.000 empleados que tiene la firma en todo el mundo están ensayando una coreografía, diseñando un disfraz, o practicando una acrobacia que ha permitido al Cirque de Soleil volverse un fenómeno circense global.

Con más de 19 giras y actuaciones estables en todo el planeta, en lugares como Las Vegas y Tokio, la compañía genera más de mil millones de dólares al año.

Pero no se equivoquen, los payasos pueden manejar el auto, pero son sagaces hombres de negocios los que conducen el show.

“Está muy bien tener un buen producto artístico, pero hace falta tener una buena gerencia de negocios”, dice Gilles Ste-Croix, uno de los cofundadores de la compañía que se desempeña actualmente como director artístico.

 

Fuente: BBC Mundo