Maia Szalavitz
La oxitocina ha sido llamada la “hormona del amor” – el pegamento que une a los padres con los hijos y a las parejas. Ya que los niveles de oxitocina aumentan durante el orgasmo y son muy altos en los nuevos padres, suena como la droga perfecta, una combinación de éxtasis y heroína que nos envuelve en el cálido y cómodo ambiente de casa, y el placer del sexo.
Pero ahora, un nuevo estudio revela que, más que una “droga del amor” la oxitocina funciona como un estimulador de la memoria social – vincula experiencias con personas y no solo con placer, sino también con dolor si este está involucrado en relaciones tempranas.
En el estudio, participaron 31 hombres. Primero fue evaluada psicológicamente la relación que tenían con su madre en su infancia, si era de apego y seguridad o de ansiedad y evasión. Después se les administró oxitocina. Cuando se les pidió que recordaran otra vez la relación con su mamá, los hombres que tenían un vínculo afectuoso la recordaron más cálida y cariñosa después de administrarles la droga. Los que tenían un vínculo menos fuerte y de ansiedad, las recordaban como menos cariñosas y más distantes después de la oxitocina.
“Si la oxitocina fuera en verdad una ‘droga del amor’, la gente a la que se la damos debería enamorarse y sentirse atraída a cualquiera. Nuestra investigación refuta ese mito”, dijo el doctor Jamil Zaki, co-autor del estudio.
La oxitocina continúa siendo una sustancia fascinante, y entender sus efectos nos ayudará a entender mejor nuestras conexiones entre individuos y los desórdenes que terminan con estas relaciones vitales.