Hace 22 años, sacerdotes, clérigos y monjas de la Iglesia Católica participaron en el Genocidio de Ruanda, pero la Iglesia negaba su complicidad, aludiendo que ellos lo habían hecho a título individual.
Sin embargo, a partir del final formal del Año Santo de la Misericordia, puesto en marcha por el Papa Francisco (que busca una mayor reconciliación y el perdón en la Iglesia y en el mundo), por primera vez la Iglesia Católica reconoció su participación en la masacre.
Ayer se leyó en todas las parroquias de Ruanda la declaración que hizo la Iglesia Católica, disculpándose por el genocidio que devastó el país en 1994.
En este texto se reconoce que hubo miembros de la Iglesia que “violaron su juramento de fidelidad con los mandamientos de Dios”. Asimismo, en esta declaración se reconoció que sí hubo quienes planearon, ayudaron y llevaron a cabo el genocidio, en el que más de 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados a manos de hutus extremistas.
Al respecto, en la declaración se lee: “Perdónanos por los crímenes de odio en el país en la medida en la que odiábamos a nuestros compañeros por su origen étnico. No mostramos que somos una familia, sino que nos matamos entre nosotros”.
En 1994 hubo muchos ciudadanos que también buscaron refugio en las iglesias, pero que igualmente fueron asesinados, según datos del gobierno.
Esta declaración por parte de la Iglesia se ha tomado de manera positiva por el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional por la Lucha contra el Genocidio, Damascène Bizimana, así como por la gente del lugar.
