Sebastián Marchisio empezó a fabricarlo en 1799, en Turín, y lo terminaron sus familiares, elaborado de madera oscura, ornamentado con esculturas de querubines, animales, flores e instrumentos de música, que lo convierten en una verdadera “obra maestra visual”, consideró Mohsé Porat, un afinador israelí que investigó el instrumento.
El piano de “Siena” será subastado en Jerusalén. Fue propiedad de un rey, se lo llevaron los nazis, atravezó continentes, apareció enterrado en el desierto y sigue sonando.
En 1996 lo compró un empresario, por un millón de dólares. Ahora, lo tiene listo para subastarlo en la casa Winner, se espera que su precio alcance de 1,5 a 2 millones de dólares.
“Cuantas más cosas sabía sobre este piano y su historia, más apego sentía”, señaló el empresario.
“Pero hay que aprender a soltar las cosas bellas también”, dijo en su amplia casa de la ciudad de Cesárea, en Israel.