El narcotráfico ha logrado permear hasta lo más fino de la sociedad: la cultura cotidiana. La música que la gente escucha, la ropa que visten, el lenguaje y hasta el apoyo a los criminales lastima mucho a las sociedades.
Cuando los criminales pasan a convertirse en una especie de héroes para la población y pasan a acompañarlas en lo más íntimo de su hogar, han ganado una batalla.
Este fenómeno, al igual que el tráfico de drogas debe atacarse desde todos los frentes, una estrategia integral que lo permita analizar como un problema multifactorial, de este modo la sociedad misma podrá eliminarlo de su bagaje, ese que une y da cohesión a las naciones.