La policía que queremos según expertos

Durante la Conferencia Internacional sobre Seguridad y Justicia en Democracia, en la mesa “La Policía que Queremos en el Estado Democrático de Derecho“, Juan Miguel Alcántara Soria, secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, lamentó que la Ley General del Sistema de Desarrollo Integral Policial sea letra muerta, pues sólo 14 cuerpos en el país han dado muestras de aplicarla.

El país requiere de efectivos preparados -sólo el 6.8 por ciento cuenta con educación superior- que hagan valer la norma y protejan bienes, libertades y patrimonio de las personas.

En tanto, Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C., sumó a las características de la policía eficiencia, profesionalismo, honradez, confiabilidad y respeto a los derechos humanos. No obstante, destacó que también deben proporcionarlas la población y las instituciones.

Edgar Mohar Kuri, consultor independiente internacional y maestro en Gestión Pública Aplicada, indicó que desde hace 15 años se han planteado propuesta para lograr una mejor policía, pero hace falta demostrar la prioridad de este tema en la agenda del país, no sólo con dinero, sino mediante la modificación de algunos rubros del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

A su vez, Miguel Ontiveros Alonso, licenciado en Derecho por la UNAM y especialista en derecho penal y derechos humanos por la Universidad de Salamanca, España, destacó que este cuerpo de seguridad en el país está formado, en buena parte, por las características que le da la propia sociedad mexicana. Empero, México requiere de un cambio basado en la profesionalización, dignificación, y proyecto de vida de esos elementos.

Finalmente, David Garay Maldonado, comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal del Estado de México, indicó que se ha mencionado que la inseguridad afecta democracia, economía y turismo, pero se requiere contar con mayores recursos presupuestales y estratégicos. Insistió en que los cuerpos policiacos demandan capacitación continua, controles de confianza y una mejor administración del presupuesto.