La rebaja de la calificación de crédito, una bofetada a Washington

Macarena Vidal (Agencia EFE)

La rebaja de la calificación de la deuda de Estados Unidos a AA+ por parte de la agencia Standard and Poors (S&P), la primera en la historia del país y que puede minar aún más la confianza de los inversores en esta economía, representa una dura bofetada a las autoridades en Washington.

El anuncio a últimas horas de la tarde en Washington era ya esperado. Esta agencia de calificación de crédito ya había advertido el mes pasado que las posibilidades de una rebaja de la asignación AAA, la más alta posible, era de un 50 % ante los problemas para alcanzar un acuerdo sobre el techo de la deuda en el Congreso.

A lo largo de esta jornada el rumor de un descenso había cobrado cada vez más fuerza en la capital estadounidense.

La Casa Blanca del presidente Barack Obama, que ahora tendrá el triste honor de ser la primera Administración en la historia que ha visto una rebaja en la deuda del país, buscó denodadamente un cambio de opinión en la agencia, al asegurar que los cálculos de ésta estaban errados en “billones”, según declararon altos funcionarios a medios estadounidenses.

Pero, pese a todo, S&P emitió su comunicado en el que aseguraba que el recorte “está motivado porque la consolidación fiscal acordada por el Congreso y la Administración se queda corta respecto de lo que sería necesaria para estabilizar la dinámica de deuda a medio plazo del Gobierno”.

La agencia lanza una crítica sin reservas contra las autoridades, tanto en el Congreso como en el número 1600 de la Avenida Pensilvania: “La rebaja refleja nuestra visión de que la efectividad, estabilidad y previsibilidad de los legisladores e instituciones políticas de EE.UU. se han debilitado en un momento de desafíos fiscales y económicos a un grado mayor de lo que habíamos previsto cuando le asignamos una perspectiva negativa”, señala.

La Casa Blanca puede alegar que se trata de la única agencia de calificación de riesgo que ha optado por este paso drástico. Tras el anuncio del acuerdo sobre el techo de la deuda a comienzos de esta semana tanto Moody’s como Fitch decidieron mantener la categoría AAA para Estados Unidos.

Pero aunque sea sólo una, el daño psicológico y el efecto en los mercados es inevitable.

La confianza de los inversores se podría ver perjudicada en momentos en los que la situación económica atraviesa por un momento delicado, en el que resurgen los temores a una recaída en la recesión y el desempleo, aunque retrocedió una décima en julio según los datos oficiales divulgados hoy,  se encuentra en el 9,1 %, un nivel alto históricamente para el país.

A la espera de la reacción de las Bolsas el próximo lunes, altos funcionarios gubernamentales han expresado su creencia de que los tipos de interés para la deuda estadounidense no subirán, dado que Moody’s y Fitch aún mantienen la categoría más alta.

Pero la Casa Blanca sí tendrá que defender su gestión en momentos en los que los analistas se preguntan cuántas flechas le quedan aún en su carcaja para reactivar la economía.

Los aspirantes republicanos a la presidencia en las elecciones del año próximo se han apresurado ya a lanzar andanadas contra la Administración demócrata.

El ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney aseguró que “el crédito estadounidense se acaba de convertir en la última víctima del historial fallido del presidente Obama en cuanto a liderazgo económico”.

El ex gobernador de Utah Jon Huntsman, que renunció como embajador de la Administración Obama en China para presentarse a las elecciones, opinó, por su parte, que la falta de control en el gasto y la ausencia de liderazgo “dieron como resultado el que Obama presidiera la primera rebaja del crédito estadounidense”.

Pero lo cierto es que la agencia no reserva sus críticas sólo para el Gobierno estadounidense, sino que extiende su censura también al Congreso y al triste espectáculo político que durante semanas ofrecieron los legisladores tanto demócratas como republicanos en su pugna sobre el techo de la deuda estadounidense.

“El techo de la deuda y la amenaza de una mora se han convertido en piezas de regateo político en el debate sobre política fiscal… Las diferencias entre los partidos políticos se han demostrado extraordinariamente difíciles de superar”, explica la agencia.

Curiosamente, con su decisión puede haber dado más armas a unos y otros para agriar aún más ese debate.