Es indudable el avance de México en los temas inherentes al desarrollo:
Estabilidad económica, social, política y jurídica; inversiones en infraestructura y conectividad; finanzas sanas y comportamiento estable del peso; apertura turística y comercial; altas reservas internacionales y fuerte impulso a Reformas Estructurales que tienen como propósitos la modernización del país y elevar los niveles relativos al bienestar de la población.
Empero subsisten serios rezagos como son los aspectos que se refieren al Campo Mexicano. Son muchos los programas y recursos gubernamentales que año con año se destinan para apoyar a las mujeres, hombres y familias del sector rural sin que se haya encontrado la fórmula para llevarlos a mejores estadios de progreso.
Al tocar el tema no puedo dejar de mencionar los recientes cambios logrados por el Gobierno de la República, rompiendo con viejos paradigmas, con el Plan Nacional de Vivienda, que de tajo y de un solo golpe acabó con la simulación, abuso y corrupción, tanto en los permisos y autorizaciones, como en los proyectos y construcciones de fraccionamientos de interés social. Algo parecido se necesita en el campo mexicano.
Hoy por hoy, la seguridad alimentaria se ha convertido en uno de los cinco principales renglones prioritarios en las agendas de las naciones del mundo globalizado y México no es la excepción.
En el marco de la XXX Asamblea General Ordinaria del Consejo Nacional Agropecuario, el Ejecutivo Federal informó que la nueva estrategia para impulsar el campo mexicano, a partir de 2014, estará basada en dos ejes, cuyo principal objetivo será que la política agroalimentaria del país contribuya a elevar la productividad del campo mexicano. Los ejes son:
A. Pasar de los subsidios a los incentivos productivos.
B. Políticas públicas para apoyar a productores de autoconsumo y comercial.
Los principales objetivos que se persiguen con esta nueva política son:
1. Mejorar los precios para los consumidores, contribuyendo directamente a atacar la pobreza.
2. Modernizar el marco legal para hacer al sector rural más dinámico.
3. Elevar la tasa de crecimiento del PIB agropecuario.
4. Lograr una balanza comercial agropecuaria superavitaria.
5. Aumentar la participación de productos mexicanos en el consumo nacional.
6. Modernizar y extender la superficie de dedicada al cultivo de riego.
7. Reactivar el uso de fertilizantes.
8. Facilitar el acceso a las semillas y garantizar el crédito al sector.
9. Acabar con la simulación y corrupción.
10. Transparentar los apoyos gubernamentales al campo.
11. La actualización y simplificación de las normas aplicables al sector.
12. Incentivar las inversiones, generar más empleos y elevar la productividad.
El campo mexicano requiere de una transformación integral, y con una verdadera reforma se podrá alcanzar la meta de mayor productividad así como mayor participación de los productores nacionales en este mercado y en los mercados internacionales, en condiciones de competitividad, se requiere de una política en la que no se contrapongan los intereses de unos con los de otros, sino que se complementen.
Que los productores ganen más por sus cosechas, que los empresarios aumenten el valor agregado de los productos y que las cadenas de distribución y que los consumidores también se beneficien con mejores precios, facilitando el acceso a estos productos, promoviendo además el desarrollo Social.
Para tal efecto se están tomando en cuenta las recomendaciones de organismos especializados a nivel internacional como es la FAO.
En este sentido, un punto que es importante destacar es que esta Reforma proyectada para 2014, guarda coherencia con la Reforma Hacendaria, que cada vez está más cerca de ser una realidad, por lo que se complementan, esperando que se beneficie a más de 30 millones de productores del campo, de los cuales los principales beneficiados con la Pensión Universal y el Seguro de Desempleo, serán los adultos mayores, pues la mayoría de los productores tienen más de 60 años hoy en día.
José Sánchez Talavera
josesancheztalavera@gmail.com
