La Reforma Política y el Pacto

El día de hoy leí una declaración del dirigente nacional del PRI, César Camacho, que decía “El Pacto ha demostrado su fortaleza institucional y además el Pacto tiene también una fecha de caducidad, el segundo semestre de 2014”.

Definitivamente el Pacto causó y sigue causando revuelo, es uno de los ejes centrales de discusión en las elecciones internas del PRD y del PAN que renovaran dirigencia a inicios del próximo año, es tema central de conversaciones y denostaciones, la razón es muy simple, ha dejado huella y un legado para la
democracia mexicana y una gran lección de cómo se puede gobernar en el futuro.

Ante la urgente necesidad que tenía el país de concretar acuerdos políticos para avanzar, romper la parálisis y negociar agendas legislativas comunes, llegando a un acuerdo mínimo para un proyecto de nación, era necesario buscar una especie de coalición legislativa donde se pudiera converger en una agenda común, que una vez acordada se convirtiera en un programa de gobierno.

El reto para el nuevo gobierno era la inclusión de todas, o las más representativas, fuerzas políticas, en esta construcción que diera viabilidad al país y en la que los perdedores de las elecciones, no se convirtieran en un obstáculo para la construcción de acuerdos, este fue el origen del Pacto por México; sin embargo, además de la innegable plataforma de desarrollo y crecimiento que representa, el pacto definitivamente ha ido más allá.

No quiero entrar en el debate de cuando se dará por concluido el Pacto por México, lo que me parece fundamental es el hecho de que el “Compromiso número 87” del pacto entre en la Reforma Política que se está negociando en estos momentos, este compromiso dice textualmente:

“Se impulsará una reforma constitucional para otorgarle al Presidente la facultad constitucional de optar entre gobernar con minoría política o gobernar a través de una coalición legislativa y de gobierno. En este caso, el Presidente y su partido construirán un acuerdo con una o varias de las fuerzas opositoras en el Congreso, para conformar una mayoría estable que ratifique lo siguiente:

-Un programa de gobierno que garantice su ejecución integral o los puntos coincidentes que hayan acordado las fuerzas políticas coaligadas.

-Una agenda legislativa que se convierta en preferente por la fuerza mayoritaria de la coalición legislativa y en soporte del programa de gobierno.

-Un gabinete de coalición ejecutor del programa de gobierno”.

La iniciativa de cómo los gobiernos de coalición nos permiten acabar con los gobiernos divididos y empezar con los compartidos y la posibilidad de que el que gane las elecciones en el futuro puede, si así lo decide, convocar a un “Gobierno de Coalición”, no necesariamente representa la necesidad de una segunda vuelta en las elecciones, el pactar con distintas fuerzas políticas, objetivos comunes a través de políticas públicas de largo alcance, es suficiente.

En un gobierno de coalición salen ganando todos los mexicanos, con políticas públicas seguras y de largo plazo, que nos inviten a pensar en los próximos 20 años el México que deseamos, donde vivirán nuestros hijos, nuestros nietos.

Los gobiernos de coalición son un instrumento que permitiría modernizar el sistema presidencial mexicano, siempre y cuando exista un diagnóstico común de la realidad del país y que pueda convertirse en una propuesta concreta y que vaya dirigida a lograr grandes acuerdos entre la clase política y ésta, forzosamente, con la sociedad que representan, para conformar gobiernos auténticamente democráticos en los que todos rindan las cuentas correctas a la ciudadanía.

Para integrar un gobierno de coalición no sólo basta con identificar las coincidencias en las propuestas de partidos y candidatos, ni que existan las candidaturas independientes para los tres órdenes de gobierno, ya que el objetivo fundamental de un “Gobierno de Coalición” deberá ser el generar esquemas de
coordinación que posibiliten la construcción de mayorías legislativas sustentadas en agendas y proyectos de gobierno públicos, transparentes y de largo plazo, pero siempre, sin excepción, avalados por la sociedad.

Mientras tanto, he decidido de manera irreversible, que de hoy en adelante no apoyaré a un partido político, apoyaré candidatos, perfiles y plataformas.

Lic. Rafael Zaga. @razagave