La segunda ola de frío polar de este invierno en Norteamérica ha vuelto a convertir la región de las cataratas del Niágara en un espectáculo de hielo.
Este martes, con la llegada del frío extremo del “vórtice polar”, el segundo que este año atenaza Canadá, las temperaturas en la región de Niagara, la zona más sureña del país, se desplomaron a menos 20 grados centígrados. Pero con vientos de hasta 11 kilómetros por hora, la sensación térmica era inferior a los 30 grados bajo cero, una temperatura en que la piel se congela en pocos minutos.
La acumulación de hielo en Niágara es mucho mayor ahora, dos semanas después de que el primer golpe del vórtice polar colocase los termómetros por debajo de los 20 grados bajo cero, temperaturas inusuales, aunque no desconocidas, en la región.
En los últimos 15 ó 20 años no recuerdo verlas tan congeladas. A unos 55 metros más abajo, una espesa costra de hielo cubre la superficie, dejando sólo un pequeño espacio de agua líquida donde normalmente en el verano caen 2 mil 500 metros cúbicos de agua por segundo.