Las mujeres que aman demasiado… los zapatos

“¿Pero por qué te gustan tanto los zapatos?” me preguntó a quien le mandé una fotografía de mis nuevos amigos, tres pares de zapatos. “¿Cómo? ¿Es que hay alguien a quién no le gustan?” respondí yo.

Efectivamente había ido a la tienda por unas zapatillas negras, pero entonces un par de zapatos rojos empezó a gritarme: “llévame, llévame contigo, así lo puedes combinar con ese bonito vestido beige que te acabas de comprar”. Mi sorpresa fue que esos zapatos formaban parte de una banda compuesta por otros pares ¿y quién soy yo para desintegrar grupos? Así que me los llevé todos.

Sí, tengo muchos zapatos pero no todos los que quisiera. ¿Por qué las mujeres necesitamos tantos pares? Por muchas razones.

Primero, el color. Claro, en mi caso me he tenido que conformar con tener los colores básicos: negro, rojo, gris metálico, gris sólido, azul marino, azul claro, beige, café, rosa, fucsia, morado, lila, y por supuesto los combinados y los estampados. Luego sigue el estilo, ni modo que use el mismo zapato para todas las ocasiones, hay situaciones formales e informales y ¿qué dices de las estaciones del año? No vamos andar con unos zapatos abiertos en inverno u otoño ni tampoco vamos a usar botas en plena primavera ¿verdad? ¡Que blasfemia sería eso!

Además no puede faltar la intención, que es lo más importante. No es lo mismo usar unos sexis stilettos que hacen que te veas alta, estilizada y dueña del mundo que unos zapatos sin tacón que utilizas para lucir cool y casual.

A mí me encanta usar zapatos con tacón alto, altísimo, de esos que me convierten en jugadora de basquetbol en un abrir y cerrar de ojos. No importa que tenga que hacer actos peligrosos de malabarismo para poder cruzar calles empedradas o adoquinadas, el estilo es lo último que debe saltar del barco que está hundiéndose.

Pero afortunadamente no soy la única que ama demasiado a los zapatos, la mayoría de las mujeres lo hacemos por algunas razones como las que te enlisto:

1. No tenemos que ponernos a dieta para calzar un par de zapatos. No importa lo que comamos o lo que subamos de peso. Nuestro par preferido siempre se ajustará a nuestros piececitos.

2. Unos zapatos de tacón son el mejor antidepresivo. Te los pones y sientes que ya conquistaste al mundo. Además, nos permiten aumentar centímetros ¡sin cirugía plástica!

3. Crecimos con el síndrome de Cenicienta. Pensamos que un día dejaremos el zapato por ahí y vendrá algún príncipe azul (ojo, yo prefiero al Rey) por nosotros.

4. Cuando son unos lindos zapatos, llaman la atención y las miradas y es un excelente afrodisiaco… empieza por los pies y sube, sube y sigue subiendo.

Yo tengo una clara teoría y es: dime qué zapatos usas y te diré quién eres. No tiene que ver con la marca sino con el modelo y si lucen limpios o no.

Frecuentemente noto el estado de ánimo de alguna amiga y también la situación por la que está pasando observando sus zapatos. Son un reflejo de nuestra alma. Son el espejo de cómo nos vemos a nosotras mismas e incluso el estilo de vida que llevamos.