Yoshitaka Hyodo, bloguero de 43 años, cuenta con más de 10 estas muñecas. También tiene una novia, de carne y hueso, al parecer bastante comprensiva. “Ahora es más para comunicar a un nivel emocional”, afirma este hombre, también fanático de objetos militares, rodeado de mujeres de plástico, a las que viste de soldado.
Mayu, de tamaño natural y con un aspecto muy realista a pesar de su mirada vacía, comparte su cama con una familia de Tokio, donde también viven su mujer y su hija adolescente.
Como él, muchos hombres poseen en Japón este tipo de muñecas, llamadas “rabu doru” (muñeca de amor), sobre todo viudos y discapacitados, y no las ven como simples objetos sexuales sino como seres con alma.