Las parejas LAT se aman pero viven separados

Lo de hoy entre parejas con edades que superan los 35 años de edad es vivir cada quién en su espacio. Y no precisamente porque no haya amor, la razón radica en que muchas veces el espacio es primordial y es mejor que cada quien viva en su casa.

Las parejas LAT (Living Apart Together) son una nueva tendencia en la convivencia de parejas, casadas o no casadas, que mantienen una relación monógama pero viven separadas.

Según estiman los expertos, el número de parejas que deciden vivir de ésta manera va en aumento.

Un estudio de la Universidad de Missouri (EU) mostró que cada vez más parejas optan por ésta modalidad de relación.

Los expertos dicen que el sistema fue impulsado por una generación pragmática, que se muestra escéptica ante las relaciones convencionales, temerosas del compromiso que implica y no disponibles para coartar su libertad por una vida bajo el mismo techo.

Otras teorías apuntan a que esta peculiar forma de relación se debe a la crisis económica mundial.

Las estadísticas muestran que existe un importante número de matrimonios que se han salvado del divorcio gracias a haber preferido este estilo de vida, alejándose de los conflictos de la convivencia, tomando en cuenta que dos tercios de ellos pelearía al menos una vez por semana por tareas hogareñas.

En Estados Unidos un promedio de 1,7 millones de parejas casadas estilan esta manera de llevar el matrimonio. En Inglaterra, la situación es parecida, 2.2 millones de personas están clasificadas como LAT, ya sea por fuerza mayor o por opción.

¿Por qué elegir vivir separados?

Básicamente, entre los más jóvenes, porque no quieren sacrificar su independencia, mientras que los mayores de 40 lo prefieren porque han acumulado demasiadas posesiones como para caber en un departamento intentando una nueva relación, además en estos casos las mayoría de las parejas van por su segunda o tercera relación.

Tienen sus reglas para que la relación funcione así, viviendo cada quién en su propia casa:

1. No puede haber lugar para celos.

2. Tiene que haber compromiso y lealtad.

3. Ambos deben estar de acuerdo y tener total conocimiento y confianza de que vivir separados puede servir para resguardar la relación.

4. Comparten días, noches, momentos especiales, viajes, fines de semana y, a veces, hasta tiempo con los hijos del otro y la familia política.

5. Tienen en común la forma de ver la vida pero por decisión de ambos, ni la casa ni la economía son comunes.

Sea cual sea el caso, esta realidad se está expandiendo y adoptando en distintos países del orbe, existen cifras que indican que esta modalidad se presenta en Canadá en el 8% de la población adulta. Y en los mexicanos se presenta en el 1.1% de la población.