Las penas con el celular son peor

Lo primero que haces al llegar a casa tras un mal día laboral es tomar tu smartphone, tirarte al sofá y abrir Facebook?

¿Entras a Instagram a ver qué hay de nuevo para digerir el trago amargo de haber discutido con tu mejor amigo o novio?

¿Te sientes ansioso y, en lugar de salir a tomar aire o dar una caminata, te quedas en cama con tu celular? Ojo: que una pantalla no se convierta en tu refugio o distracción inmediata cuando estás de mal humor o cabizbajo.

Piensa si realmente necesitas estar pegado al celular para pasar los malos momentos. Y no necesariamente tienes que ser depresivo o tener alto riesgo de desarrollar ese padecimiento para saber que lo menos recomendable es conectarte a tus redes sociales durante tragos amargos.

De hecho, quienes tienen alto riesgo –o antecedentes– de depresión pueden sentirse incluso peor si recurren a su celular.

Así lo concluyó un estudio liderado por la doctora en medios masivos de comunicación Jung-Hyun Kim, de la Universidad Sogang, Corea del Sur, en el que se analizaron dos vías para el uso habitual de un teléfono inteligente: para pasar el tiempo o entretenerse, o para buscar a otras personas en un intento de aliviar sentimientos de tristeza o depresión.

Fuente: Vanguardia